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Cualquiera que tuviera las pelotas tan grandes como sus ganas de ser degollado allanaría el hogar de un hombre con la capacidad de hacer morir hasta veinte hombres en menos de un minuto. Tomo paso ágil hacia el piso de abajo y su furia aumento cuando vislumbro a Seokjin detrás de él. De haber estado en una situación más íntima Jungkook habría dejado que el maldito mundo se deshiciera fuera de la habitación en donde haría suyo a ese precioso nerd.

De volver a pensar en la deliciosa visión de su culo en primera fila frente a él, volvió a sentir el delicioso tirón en sus pantalones.

Paciencia. Pronto sería nuestro.

Los hombros caídos de Seokjin no hacían ver cuán asustado estaba, en realidad la mayoría de los combates que hasta ahora había tenido habían sido de unos cuantos golpes y salir huyendo al lado contrario en espera de encontrar a los clientes por los que trabajó y que ellos hicieran lo que debieran. Pero ahora, teniendo quizás a un malhechor usurpando su hogar le ponía los pelos de punta. El hecho de que Jungkook no haya vacilado en su andar le recordaba que era quizás el tipo de ambiente al que estaba acostumbrado y eso no lo hacía menos aterrador.

Siendo totalmente discretos, llegaron hasta donde se encontraba el intruso.

Un hombre sentado en sus aposentos esperando de espaldas a ellos por algo. O quizás alguien.

— Amigo espero que vengas con buenas intenciones porque no soy el hombre que piensas –había un tono frío en la voz del pelinegro más joven que hizo temblar a Seokjin haciendo que retrocediera un par de pasos.

El sin nombre rio negando la cabeza sin decir palabra aun. Era un tipo extraño, pero no parecía querer hacerles daño, eso pudo hacerlo sin necesidad de esperar por ellos.

— Eres exactamente quien me han dicho –el hombre giro su rostro dejando a la vista unos potentes ojos verdes, tan afilados que era difícil apartar tú vista de ellos. La sonrisa en su rostro era algo para describir como sensual.

El pelinegro mayor volvió a tomar valentía al ver el duelo de mirada entre ambos hombres. Desconocía si había un trasfondo o eran solo tipos malos imponiendo su dominio sobre el otro. Aunque Jungkook llevaba ventaja, estaban en su territorio.

— ¿Quién eres tú? –preguntó el hacker interrumpiendo a ambos. El hombre del traje se levantó con gracia para caminar con sigilo hacia ellos. Si Seokjin siquiera pensó que ellos habían sido silenciosos este tipo era un sonido sordo.

— Mi nombre no es relevante, pero soy conocido por todos como Alley Cat. Sería un placer conocer de ti –guiño el ojo grande en dirección al joven de suerte grande y volvió a poner la mirada en el hombre por el que había sido convocado– Sin embargo no estoy aquí ahora para divertirme. Mi jefe ha querido saber de ti, Action-taker. Es por ti que estoy aquí.

El mentón en el aire de Jungkook y sus brazos cruzados lo hicieron ver intimidante aun si su camisa grande no era la que usualmente usaba para trabajar. Prefería lidiar con este tipo de "encuentros" cuando era él quien era convocado en un sitio. Este tipo de trabajos le parecían más una amenaza que una oportunidad de empleo.

— ¿Cómo entraste a mi hogar? –dos tonos más baja, la voz de Jungkook sonaba firme y varonil a oídos de ambos hombres presentes causando diferentes reacciones en ambos.

— De la misma manera en que siempre consigo lo que quiero –apenas Seokjin tuvo tiempo de abrir y cerrar los ojos cuando tuvo al intruso frente a Jungkook tocando su pecho con un dedo enguantado– Buscando sus puntos débiles. Me pregunto cuál será el tuyo...

— Suficiente, dime quien es tu jefe para terminar esta farsa de conversación. A no ser que quieras desaparecer antes –competían sonrisa a sonrisa y mientras Seokjin atrás miraba como en partido de tenis, el joven ajeno al hogar no parecía intimidado.

tomador de sombras; ggukjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora