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Seokjin forcejeaba por tomar un poco de aire. Su cuello, siendo presionado por una enorme palma, le cortaba la respiración y unos ojos profundos y siniestros le causaban escalofríos por todo el cuerpo. Llevo sus dos manos para intentar alejar la contraria de su cuello pero la risa del hombre y el agarre más fuerte que ejerció sobre su cuerpo le hicieron boquear por el intento desesperado de respirar.

A pesar del pánico inminente, sintió un cálido aliento en su oído y se estremeció. Las palabras del tipo captando su total atención "por fin vas a ser mío, Kim Seokjin" le hicieron abrir los ojos de golpe mirando al fin al intruso con más claridad, teniendo él en su rostro una sonrisa retorcida.

Fue entonces que despertó.

Con una gran y profunda respiración errática, sudando a chorros y con el corazón agitado a mil por hora, Seokjin no podía dar crédito a lo que había soñado. Es decir, no conocía de nada a su compañero de piso pero tenía la ligera esperanza de que no sería un bastardo violador ni que intentaría matarlo mientras durmiera...

Fue entonces que se dio cuenta de que no lo conocía lo suficiente para afirmar o negar ese hecho.

Oh, dios.

Él se había puesto duro.

Por un sueño. Con Jungkook.

— Mierda –siseo ante el toque que la tela hacer líos en su hombría y la tiro por los aires como si aquella le quemara. Algo que ciertamente se sentía como tal.

Odiaba mucho estar cautivo en un lugar en donde no conocía absolutamente nada de su alrededor. Al menos en su hogar sabía si Jungkook intentaría algo en contra de él o si quiera estaba cerca, pero justo ahora...

Se alteraba de absolutamente todo.

Y permanecer demasiado cerca del asesino de pómulos bonitos le estaba causando factura. Es decir, prácticamente le tenía justo al cruzar un pasillo. No tenía manera de escapar de él, ni de nadie en la casa realmente.

Seis habitaciones habían y él tuvo la desdicha de estar en las dos últimas. Éste hecho quizás se lo atribuyo al choque de personalidades entre Kitty y Jungkook. Mientras uno era sensualmente juguetón, el otro era siniestramente coqueto.

Y nada bueno salía cada vez que se tenía que discutir sobre la siguiente misión.

Ésta vez, él realmente parecía estar fuera de la misión. Las cosas de las que ellos hablaban y el constante ping-pong que mantenían sobre el conocimiento en armas del que orgullosamente ambos parecían saber mucho, le hizo retraerse un poco de sus asuntos.

— Pareces distraído, Shadow –el hombre de traje rojo desplego algunos de sus bocetos en la mesa en donde Jin había estado esperando por nueva información.

Todos lo hacían en realidad, pero él siendo una mente maestra del internet poco podía hacer en compañía de Jungkook o Kitty quienes entrenaban con cuchillos. Y al chico con el que hablaba no podía creer en él como buena compañía si la primera impresión que tuvo fue catastrófica.

Odiaba admitirlo, pero quería que su trabajo terminara cuanto antes para volver a casa y encerrarse detrás de su portátil.

— Me incomoda no sentirme seguro. Siento que alguien espía nuestros pasos, como si nuestro trabajo aquí no fuera realmente importante –el hombre de la cicatriz en su nariz asintió lentamente y echo una mirada lejos del corredor en donde se encontraban los otros dos chicos hablando sobre algo desconocido.

— Veo que alguien respalda mi anticipada suposición. No esperaba menos de ti.

— ¿Lo has sentido? ¿Cómo si fuéramos una especie de broma para el autor de esto? –asintió dándole la razón– ¿Qué gana con tenernos aquí haciendo tareas al azar sin saber exactamente a que se refieren? –suspiró mirando al joven alzar los hombros sin cuidado y llevo su mano a retirarse sus gafa redondas poniéndolas en la mesilla al frente.

tomador de sombras; ggukjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora