-Era cuestión de tiempo, mi señor-analizó el doctor del reino-. Si lo que me comentan es cierto, Itadori Yuuji ha estado pasando por un cuadro grave de depresión dependiente. Las bases que lo mantenían a flote desaparecieron en muy poco tiempo lo que hizo que le fuera imposible luchar contra la desesperación, tomando medidas drásticas para acabar con el dolor.
Hino y Toge se sentían cada vez más inservibles. A pesar de estar a su lado, nada fue suficiente para que Yuuji saliera adelantes como ellos lo habían hecho.
Yuta deseaba mucho poder reconfortar a su pareja, pero algo le decía que debía mantenerse alejado. Su estilo de vida siempre fue abrumador, por lo que ellos tenían sus reglas para continuar con las tragedias que los envolvían día a día.
-Sus heridas ya han dejado de sangrar-prosiguió el hombre recogiendo los utensilios médicos-. Mi señor, necesita observación completa, día y noche, no pueden dejar al muchacho solo. Él no dudara en volver a intentarlo.
Gojo asintió sin poder decir otra palabra.
Un par de horas atrás, cuando uno de los sirvientes lo llamo absolutamente alterado gritando que algo sucedió en el cuarto de Yuuji, sus piernas automáticamente corrieron tan rápido que al llegar a la escena fue demasiado para su mente poder reaccionar. Sus músculos se entumecieron como si al ver la sangre desparramada por el frio suelo del baño hubieran drenado toda su energía de su cuerpo haciéndolo caer de rodillas. Tembloroso, se acercó a Yuuji pidiendo a gritos la ayuda medica del reino, mientras que con su magia ralentizó el tiempo alrededor de su cuerpo para que dejara de botar sangre de sus muñecas.
Esta era la segunda vez que se sentía tan miserable que se pregunto si realmente podría llegar a ser un buen gobernante. Con el accidente de Yume siendo victima del asesino Amir, él jamás se había paralizado, el arma alrededor del cuello de su esposa era lo que le impidió tomar acción de la situación, en cambio, lo que sucedió ahora lo descolocó.
Sintió como si todo en su interior cayera a un vacío desesperante.
Observó el pálido rostro durmiente de Yuuji llenándose de la impotencia que crecía a niveles problemáticos.
-Yo me quedare con él-se ofreció Toge.
-No es necesario-intervino Gojo-. Él vendrá conmigo.
Yuta carraspeó tomando la atención del rey.
-No quiero arruinar sus planes, señor. Pero con el papeleo del reino más sus actividades publicas le será un poco difícil estar las veinticuatro horas al lado de Itadori.
-Le avisaras a las personas que me encuentro en un viaje en los otros reinos para comenzar con la nueva paz.
-Gojo, esto no...
-Yuta, es un orden-interrumpió sin quitar su vista de Yuuji.
-Claro, señor.
Yuta salió de la habitación para preparar todo lo necesario en ayudar de su mejor amigo.
-¿Qué fue lo que paso exactamente?-preguntó Hino-. Tal vez Yuuji no estaba en perfecto estado, pero durante la tarde del día anterior estoy seguro de que no trataba de desgarrarse las muñecas. Algo debió pasar.
-Unos guardias lo atacaron-indicó Toge cruzado de brazos.
-¿Y dónde están ahora?
-Muertos.
Hino miro a Gojo de inmediato.
-¿Yuuji los asesino?
-Luego del interrogatorio no fueron capaces de sobrevivir.