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Corea del sur, actualidad.

La joven corría lo más rápido posible por los pasillos de aquel hospital, preguntaba a cada enfermera sobre el paradero de su mejor amiga, su rostro se mantenía neutro pero por dentro estaba asustada, su estómago estaba revuelto y sentía un inmenso nudo en la garganta junto a unas enormes ganas de vomitar, la habían llamado diciendo que su mejor amiga había tenido un accidente de auto junto a su esposo.

— ¡Im Eun-soo! — al verla se alegro inmediatamente, ambas se dieron un fuerte abrazo.

— ¿Estás bien? — cuestionó con alivio al verla sana y salva, pero al verla llorando se preocupo nuevamente — ¿Que paso?.

— Tenemos que irnos de aquí — susurro desesperadamente — vienen por mi.

Eun-soo no comprendía a qué se refería, sintió un escalofrío recorrerle la espalda por lo que giro levemente su cabeza en esa dirección topandose con quién menos esperaba ver ahí. El hombre se encontraba sorprendido al ver a la chica, la conocía pues había trabajado en su rama durante un tiempo hasta que las cosas se salieron de control use fue sin más, pero algo que lo desconcertó fue una pequeña imagen en su cabeza, era como un recuerdo era ella solo que está llevaba ropas de otra época.

— Na-young — Eun-soo había entendido en cuanto vio a los emisarios mirarlas de esa manera, que su mejor amiga ya había fallecido — moriste.

— Lo se, ¡pero no dejes que me lleven tengo que despedirme de mi esposo! — grito con fuerza tomando el brazo de su mejor amiga.

— Im Eun-soo, no puedes intervenir en los asuntos de la compañía al menos que quieras volver y ambos sabemos que no es así — comento el hombre de traje con voz gruesa e intimidante.

La castaña mordió su labio inferior, no se equivocaba.

— Puedes dejar que se despida de su esposo y padres, no creo que sea tan difícil.

— Sería desperdicio de tiempo justo como ahora, sabes el reglamento y como debe seguirse — comento logrando sacarle una sonrisa a la chica.

Eun-soo acaricio la mano de su amiga mientras le daba una mirada tranquilizadora.

— Yo iré con ella, al menos hasta donde se me apetezca llegar.

— No cre- — fue interrumpido nuevamente por la chica.

— No te pregunté si podía, voy a ir.

— Cómo sea, escoltenla y sin más distracciones — el pelinegro se dió la vuelta y comenzó su caminata dejando a las chicas atrás junto a las otras dos emisarias.

— síganos, por favor — menciono una de las emisarias, todas comenzaron a caminar.

Eun-soo no podía creer lo que estaba pasando, estaba escoltando a su mejor amiga, ella había muerto y no había hecho nada para evitarlo. Había estado esperando este día, pues sabia que pasaría en algún momento, pero no pensó que sería tan pronto era lo malo de ser una emisaria que desertó, tenía que vivir entre humanos sin poder envejecer.

— ¿Que pasará conmigo? — cuestionó Na-young mientras las cuatro caminaban por los pasillos del hospital.

— Vendrás a nuestra compañía y esperarás tu juicio — respondió una de las dos emisarias del equipo de escolta.

𝙍𝙀𝘿 ; Park Joong-GilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora