«Aliméntate de mí siempre que lo necesites»
Esas palabras daban vueltas en la cabeza de Momo. Y no podía sacarlas de su mente.
Después de esas palabras, Awase le sonrió para luego continuar con su camino fuera de la enfermería. La morena se quedó ahí, quieta y aturdida debido a la sorpresa, sin esperarse para nada lo que aquel humano dijo.
Podía morder a ese humano de nuevo.
No, espera.
Ella había mordido a ese humano.
Ella lo mordió.
Seguramente para cualquier otro vampiro eso no sería la gran cosa, porque los vampiros aprendían a morder personas desde una edad temprana, unos ocho o doce años más tardar, dependiendo del vampiro, de su crianza y de las creencias de su clan.
Momo no podía decir que nunca había mordido a un humano, porque lo había hecho, pero en un punto, esa acción tan simple se volvió en algo incómodo, algo sucio, algo malo.
Al llegar a cierta edad, hay un pequeño dato, un truco que los vampiros aprendían para mejorar el sabor de la sangre. Y cómo los rumores corren, esos datos llegaron hasta oídos humanos, quienes notaban la veracidad de aquellas palabras hasta tener la oportunidad de comprobarlo por sí mismos.
Sin darles más vueltas al asunto, y aunque le diera vergüenza siquiera pensarlo pero de lo que hablaba era del sexo.
Cuando un vampiro se acostaba con un humano, su sabor mejoraba muchísimo. O al menos eso era lo que se decía, habían muchos vampiros que confirmaban esas palabras pero habían otros como Shoto, por ejemplo, que decían que aunque sí mejoraba, algo que sabía mal no podía mejorar demasiado.
Momo antes no tenía tantos problemas con el sabor de la sangre, podía pedir amablemente un pequeño bocado por parte de sus compañeras de aula quienes algunas se mostraban amables y dispuestas mientras otras reticentes y negadas aún cuando la pelinegra aseguraba no querer nada más que una mordida sin intentar nada fuera de eso.
El sabor era malo pero fresco, sin el regusto añejado y viejo que solo empeoraba el gusto de la sangre que se almacenaba en frascos.
«¡Hey, vampira! ¿No te gustaría tomar de mi sangre?»
«¿Qué tal si vienes conmigo? No tengo problemas en compartir de mi sangre si es para tí, bonita»
«Puedes "mejorar" el sabor de mi sangre y después te dejaré beber toda la que quieras ¿Eh? ¿Qué te parece? ¡Sales ganando de cualquier forma!»
¿Por qué lo hacían sonar así?
¿Por qué los humanos le agregaban morbo al asunto?
Para los vampiros era un contrato simple, dar placer y recibir alimento, eso era todo.
Los humanos complicaban los hechos, queriendo agregar sentimientos dónde no los había, o convertir la situación en una especie de contrato sexual sí o sí.
«Yo siempre he querido estar con una vampira.»
Y Momo no quería estar con ninguno, desde su punto de vista, el sexo era algo demasiado privado y sentimental como para ser mezclado con la alimentación.
Sabía que podía, pero el hecho era que no quería.
Ella era feliz con una pequeña mordida, un par de tragos de sangre y ya. Estaría bien, no necesitaba llevar el asunto más allá, pero los humanos pensaban cosas distintas.
Los chicos no estaban dispuestos a compartir su sangre sin haber recibido el "mejoramiento de sabor" anteriormente. Algunas chicas también pensaban de esta manera, sin importar si se trataba de un vampiro o una vampira.
Algunos otros pensaban mal desde antes, al momento de pedir sangre, ya creían que estaban ofreciendo hacer el resto, lo cual no era cierto, pero bajo las habladurías y los malos rumores que los hacían creer que lo vampiros siempre hacían eso antes de comer, los hacía negarse sin oportunidad de dar su brazo a torcer.
Y por último, los pocos que estaban dispuestos a colaborar sin pedir nada a cambio, eran aquellos que donaban su sangre a las enfermerías y bancos de sangre, sintiéndose ofendidos por la actitud "malagradecida" de los vampiros al ignorar la sangre almacenada.
Momo había sido vampira toda su vida, nunca probó comida humana, y nunca lo haría, no le haría ningún bien a su cuerpo, así que no tenía sentido ni siquiera intentarlo.
La sangre siempre había tenido mal sabor, aunque no tuviera nada con lo que poder compararlo. Solo sabía que después de tomar, aunque su barriga estuviera llena, lo único que ansiaba es que su estómago estuviera lleno por mucho tiempo para no necesitar beber más en un largo tiempo.
Aunque a lo largo de su vida, había probado a algunos chicos y chicas cuya sangre era sabrosa, dejándola con ganas de tomar más, siempre pasaba algo que empeoraba el sabor de un momento a otro.
«Yaoyorozu-san, ya has tomado de mi sangre un par de veces. Si tanto te gusta... ¿Cuando será el momento cuando mejores mi sabor?»
Esas mismas intenciones con docenas de variantes en las palabras, después de escuchar eso, la morena se negaba enseguida, algunos se fueron sin intenciones de seguir compartiendo su sangre y aunque otros pocos estaban dispuestos a seguir ayudando, la sangre se tornaba amarga y era ella quien ya no podía seguir con eso.
Y así, a principios de la preparatoria, Yaoyorozu decidió conformarse con el sabor de la sangre embotellada.
Era una academia nueva, así que nadie sabía de sus anteriores compañeros de alimentación, ya no había chicos y chicas mirándola mal o hablando a sus espaldas por ser la única que no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer para entregar placer y recibir sangre.
Ahora era la vampira inalcanzable, la única que no había mordido a nadie, que no había recurrido a ir a la enfermería con un humano, y que siempre sonreía, sin hacer muecas de asco al sorber la sangre de los frascos.
El sabor era asqueroso, pero ella seguía estando limpia.
Porque según su opinión forjada entre las enseñanzas de su clan, era mejor una mente tranquila, y un cuerpo limpio.
Sacrificar placer (algo tan simple como el placer de probar algo delicioso) por un cuerpo puro.
Pero luego lo probó a él.
Awase Yosetsu tenía la sangre más dulce que había probado alguna vez.
Y eso le daba miedo, porque luego de años de mantenerse firme, de moldear su mente y de hacerse a la idea de que la sangre embotellada era lo único que podía tomar...
Llegaba él, recordándole lo satisfactorio que era clavar los colmillos en la carne, de sentir la sangre tibia en su lengua y después de mucho tiempo lo bien que se sentía querer tomar más, beber más...
Ahora en su mente se había librado una batalla entre lo que quería y lo que deseaba hacer porque no podía eliminar la idea de que...
Momo Yaoyorozu solo quería más.
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Feed Yourself. | AwaMomo |
Fanfiction[Short-fic] «Alimentate de mí siempre que lo necesites» O: Dónde Momo está acostumbrada a la sangre que puede tomar de los frascos que guarda en su mochila a pesar de su pésimo sabor y de pronto, en un momento de necesidad, termina probando un sabor...