ii.

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—¡Yaoyorozu! ¡Yaoyorozu ¿Estás bien?!

El pelinegro se acercó de forma veloz para ver mejor el estado de la morena que lucía pálida y mareada mientras se mantenía en pie al estar recostada contra la pared del pasillo.

—No luces nada bien. —susurró para sí mismo antes de plantarse frente a ella. —Yaoyorozu, ¿Puedo ayudarte en algo?

Los ojos oscuros de la chica apenas se levantaron en su dirección con pesadez, levantando la mano para intentar sujetarse de algo y evitar caer. Yosetsu fue rápido e interpuso el brazo, permitiendo que ella se apoye lo suficiente para mantener el equilibrio.

—Yaoyorozu ¿Necesitas que te lleve a algún lado o que llame a alguien?

El pelinegro hacía un gran esfuerzo para mantenerse concentrado aunque sus mejillas se encontraban sonrojadas debido a la cercanía de la vampira. No era ciego, y definitivamente no era el único (humano o no) en sentir un pequeño enamoramiento por ella, y su deslumbrante belleza.

Pero no era el momento de pensar en eso, debía concentrarse en lo que hacía y eso era ayudarla en lo que fuera necesario.

Las manos de Yaoyorozu resbalaron y en medio del movimiento rápido que el de ojos grises usó para evitar que cayera, la venda que tenía en el brazo se soltó hasta caer al suelo.

En ese momento, Momo levantó la vista con rapidez, olisqueando el aire mientras una sonrisa se empezaba a formar en sus labios y su rostro empezaba a acercarse de forma inconsciente al lugar de la herida.

Los ojos del Awase se abrieron con sorpresa mientras que sus mejillas se sonrojaron de sobremanera por la cercanía.

—Espera, Yaoyorozu. No puedes... Osea, sí puedes pero no creo que quieras... Tú... ¡Ahg!

Lo inevitable pasó, los colmillos blancos de Momo fueron perfectamente visibles cuando abrió la boca, sujetando el brazo con un agarre mortal, con toda la fuerza que pudo reunir Yosetsu logró mover ligeramente su antebrazo de esa forma, la vampira no clavó los dientes en el mismo lugar.

Awase cerró los ojos, gruñendo con ligereza, no era diferente a cuando Kaibara le mordía, más allá de la sorpresa y sobresalto del momento que lo hizo sentirse como una presa al ser atacada por su mayor depredador. 

Su cabeza se inclinó para atrás, y respiró profundo para calmarse. Esto no era nada nuevo, pero generalmente Sen bebía de su sangre de nuevo, después de unas tres horas desde la última vez. Habían pasado menos de diez minutos desde que Kaibara estuvo tomando, y aunque tomó un poco de jugo su cuerpo aún no estaba del todo recuperado.

En su visión aparecieron manchas negras cuando volvió a abrir los ojos y un mareo le inundó la cabeza sin permitirle pensar con claridad, pero de cualquier forma, no tenía intenciones de alejarla.

Después de todo ¿Qué tanta hambre tendría Yaoyorozu como para tener que recurrir a esto?

Todos en la preparatoria lo sabían, Yaoyorozu no tomaba sangre de otros estudiantes, ella era la única que siempre tomaba la sangre que tenía en pequeños frascos.

Además como dijo, no estaba en contra de compartir de su sangre para ayudar. Hasta ahora solo la había compartido con Kaibara porque era el único en pedírselo, pero de ser cualquier otro seguramente también lo habría hecho. Según su opinión, negar su sangre a un vampiro sería lo mismo que negar algo de comida a un humano con hambre.

¿Por qué negarse a ayudar cuando se encontraba dentro de sus posibilidades?

—Delicioso.

Escuchó un pequeño susurro de parte de la chica, bajó la vista y la encontró lamiendo la herida que había causado. Estaba seguro que en otra situación estaría sonrojado a más no poder pero en estos momentos, su piel debía estar tan pálida como un fantasma debido a la falta de sangre.

—Oh no... ¡Oh no, oh no! ¡¿Qué hice?! —Momo chilló asustada, alejándose de golpe del pelinegro mientras sus dedos limpiaban la sangre que se escurría de las comisuras de sus labios. —¡¿Estás bien?! ¡¿Te hice daño?! ¡Por favor, perdóname! ¡No debí tomar de tu sangre sin permiso! ¡Lo lamento mucho!

—¿Estás...? ¿Estás bien...? —preguntó Yosetsu, sus ojos se encontraban entrecerrados por el mareo, pero aún así podía verla mucho mejor. Ella ahora lucía vivaz y llena de energía, no había rastros del rostro demacrado anterior. —Te veías un poco... Un poco mal antes.

—¿Eh? —Momo lucía desconcertada por la pregunta, sus mejillas se sonrojaron, moviendo las manos con nerviosismo. —Sí, sí, estoy bien. Eso no importa ahora. ¿Tú cómo estás?

—No te preocupes, no es la primera vez que un vampiro prueba de mi sangre. —respondió, y se levantó en una forma de aliviar la preocupación del momento aunque al intentar dar un paso se sintió desvanecer y ahora fue Yaoyorozu quien tuvo que ser de apoyo para evitar su caída. —Casualmente uno tomó un poco de mi sangre antes de tí.

—¡¿Qué?! ¡No puedes dar tanta sangre en tan poco tiempo! ¡Debo llevarte a la enfermería!

—Estaré bien... —comentó. Sus piernas temblaron y tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no vomitar. —Estoy mareado...

—¡Vamos a la enfermería ya!

Feed Yourself. | AwaMomo | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora