𝟎𝟎𝟐

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𝐅𝐮𝐞 𝐮𝐧 𝐬𝐮𝐞ñ𝐨 𝐬𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞

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𝐅𝐮𝐞 𝐮𝐧 𝐬𝐮𝐞ñ𝐨 𝐬𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞.


El rey Fergus acompañado de sus guardias se había adentrado al bosque en busca de la princesa que había desaparecido, llevaban bastante tiempo buscándola y aún no encontraban su paradero.

- No puede estar más lejos. - dijo con seguridad el hombre de cabellos rojos y guió a los guardias hacia otra dirección.

De repente un movimiento entre las hojas de arbustos y árboles pequeños alertó al rey y a su séquito que señalaron sus armas hacia lo que fuera que venía.

- ¡Papá, papá conocí a un vikingo! - Fue la pequeña pelirroja quien apareció entre las hojas y corrió al encuentro con su padre quién soltó su espada y tomo en brazos a su hija.

- ¡Mérida! Nos tenías angustiados cielo.

- Conocí a un vikingo. - repitió con el mismo entusiasmo la pequeña ganándose la mirada curiosa de su padre y de los guardias.

- ¿Un vikingo? - dijo el rey arrugando las cejas con extrañeza.

El rey miró a su alrededor y dió la orden a sus guardias que revisaran el lugar.

- ¿Cómo sabes que era uno de ellos? - preguntó extrañado que Mérida pudiera haber reconocido alguien ajeno al reino.

- Bueno... Él no me lo dijo. - Empezó a explicar la de cabellos rizados. - ¡Pero según las lecciones de mamá él tenía la apariencia exacta de uno!- La pequeña sonreía de oreja a oreja e hizo señal a su padre que acercara su oído a ella para contarle la parte más fascinante.

- Y no vas a creerlo, él montaba un dragón.

Con clara preocupación por las declaraciones de su hija, el rey la abrazó con fuerza.

Mérida no era precisamente la clase de niña que acostumbrara mentir, y aunque al rey Fergus le había costado creer no dejó pasar por alto sus palabras.
Hacía muchísimos años en que los vikingos se habían dejado ver en el reino, no se escuchaban rumores de apariciones de ningún tipo hasta ese momento y mucho menos de ataques. Los cuatro clanes se habían encargado de derribar las flotas que amenazaran el reino mucho antes que llegaran a tocar su suelo, pues el conflicto siempre había sido el territorio, pero los clanes siempre unían fuerzas y combatían al enemigo.

Con el paso del tiempo, los del norte ya no estaban interesados en su territorio y aunque no existiera un tratado escrito ahora los cinco clanes se encontraban en paz.

Lo que Mérida afirmaba haber visto era ya una razón para que todos en el reino estuvieran en alerta, se habían localizado guardias en el bosque y en las costas, también se había organizado una reunión de clanes para que todos estuvieran pendientes en sus territorios respectivos. Y en cuanto a los dragones... se escuchaban historias y leyendas pero hasta ese día nadie en Dunbroch había visto uno, o al menos no había vivido para contarlo

La búsqueda de cualquier rastro de aquel muchacho parecía interminable, por más que habían buscado no encontraron ningún rastro de esa posible aparición y dejaron de buscar.

El rey y la reina se encontraban hablando en un salón de descanso, un par de horas atrás los Lord's de los tres clanes se habían marchado tras dejar por terminada aquella locura inventada por la princesa, porque sí, ya no podía haber otra explicación que toda esa historia del vikingo y su dragón fuera real.

- Fergus estoy preocupada, nuestra Mérida habla con tanta seguridad sobre esa persona que... me asusta. - Habló por primera vez sobre el tema la reina Elinor. - Me asusta que quieran hacerle daño.

- No te preocupes linda, estoy seguro que fue algún tipo de juego, sueño o producto de su imaginación, ¿no lo recuerdas? Hace un año también dijo que había visto unas luces mágicas. - Fergus acariciaba la mejilla de su esposa mientras le recordaba los juegos de la ojiazul tratando de calmar su angustia. - Los niños son así, a veces inventan historias.

- ¿Pero y si no lo fuera?

- Tenemos las pruebas Elinor, los guardias no encontraron nada extraño en la zona. Ya conoces a nuestra pequeña traviesa, seguramente fue una broma.

La reina abrazó a su esposo con la preocupación pintada en el rostro. Ninguno de los dos se había percatado que la puerta del salón estaba entreabierta, y tampoco notaron que Mérida les había escuchado hablar en todo el rato.

La niña estaba muy quieta tratando pasar desapercibida, no tenía ninguna expresión en su pequeño rostro pero le dolía que sus padres se negaran a creer la verdad.

- No te preocupes linda, nadie ajeno al reino se acercará a nuestra princesa.

Fue lo último que escuchó la ojiazul antes de salir corriendo a su habitación.

Cerrando la puerta de sus aposentos con cuidado de no hacer ruido, ella caminó con prisa a su escritorio por una hoja de papel y la rasgó obteniendo una pequeña parte de ella. Con la tinta y la pluma que estaban sobre el escritorio también, la niña escribió el nombre que ahora permanecería siendo un secreto y dejó que la tinta se secara.

Con desconfianza volteó a ver hacia la puerta asegurándose que nadie fuera a entrar y con mucha delicadeza cuidando que no se fuera a enredar con su cabello se quitó la cadena de plata que tanto se había esmerado en ocultar de sus padres; en ese mismo día había descubierto que el medallón podía abrirse y que tenía el espacio para guardar un pequeño papel.
La ojiazul se aseguró que la tinta en el papelito se hubiera secado y y lo dobló con mucho cuidado hasta dejarlo en un pequeño cuadrado, entonces abrió el medallón y con el mismo cuidado lo selló con el papelito adentro. La princesa dió un vistazo más hacia la puerta y corrió a su cama donde tenía un pañuelo verde, lo tomó y se agachó para adentrarse bajo su cama donde había una pequeña grieta entre la madera del suelo.

Mérida al ver la respuesta negativa que todos habían tenido desde el primer momento decidió que por el bien de su amigo se convencería de que había sido un sueño y no insistiría más en eso.
Pero para ello debía ocultar la única prueba que validaba su encuentro con Horrendous.

Encima del pañuelo colocó la joya y por última vez rozó con sus dedos blanquecinos la imagen grabada de los tres dragones, entonces suspiró antes de doblar el pañuelo.

- Yo sé lo que ví. - Habló para ella en voz alta y con seguridad. - Conocí a un vikingo y él montaba un gran dragón negro. - Con esmero dobló la tela con la joya dentro para luego ocultarla entre la pequeña grieta y colocó el trozo de manera nuevamente en su sitio.

La pequeña empujó su cuerpo fuera de la cama y se puso de pie sacudiéndose el polvo en su vestido y caminó hacia la puerta de la habitación, antes de que saliera se apoyó en la enorme puerta de madera y volteó a ver su escondite.

- Espero no olvidarte Horrendous. - dijo antes de cerrar la puerta e irse.- No por completo.

Mérida no quería preocupar a sus padres y sabía que no les gustaba la idea de que ella hubiera conocido a un perteneciente del clan enemigo, pero en su corazón sabía que ese chico no podía ser una amenaza para ellos, y no podría ser capaz de hacerle ningún daño.

Ya no hablaría más del tema con nadie y sobre todo ya no iba a esperarlo más, aunque muy en el fondo guardara la esperanza en que el destino se encargara de traer a aquel chico de ojos verdes nuevamente.

Después de todo las luces mágicas la habían guiado hacia él.

DESTINO   ❪  MERICCUP  ❫Where stories live. Discover now