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𝐔𝐧 𝐯𝐢𝐤𝐢𝐧𝐠𝐨 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐬𝐭𝐢𝐥𝐥𝐨.
A Mérida le había tomado un gran esfuerzo subir al extraño en el lomo de Angus, era un chico bastante flacucho pero para Mérida era demasiado pesado y fue hasta que el caballo accedió a echarse en el suelo que Mérida pudo subirlo. El camino de regreso al castillo fue muy rápido, la princesa quería llegar antes que el muchacho despertara.
— ¡La princesa ha regresado! — Gritaron los guardias que estaban en la entrada del castillo cuando vieron a la princesa acercarse.
En el castillo todos corrieron la voz para que los reyes supieran que su hija había aparecido y tan pronto escucharon la noticia salieron para ver llegar a Mérida.
— Princesa Mérida, ¿a quien trae ahí? — La pelirroja bajó del caballo mientras varios guardias llegaron a verla. — ¿Ese hombre la secuestró?
— Bajenlo con cuidado, no tiene una de sus piernas .— Mérida ignoró sus preguntas y les ordenó que bajaran al muchacho. La pelirroja suspiró con pesadez, no tenía idea en cómo iban a tomar sus padres la noticia.— No quiero pensar que dirán mis...
— ¡Mérida! ¡Mérida en dónde te metiste! — La reina Elinor llegó angustiada gritando el nombre de su hija repetidas veces y Fergus iba atrás de ella.
— Padres. — Mérida apretó los ojos al escuchar la voz de su madre detrás de ella y se dió la vuelta para poder verla.— Mamá sólo había ido a... — La princesa no pudo explicar nada porque Elinor llegó a tomarla del brazo inspeccionando que no estuviera lastimada.
— No pensaste en lo preocupados que estábamos, ¡en lo que pudo pasarte! — La reina llevaba a su hija del brazo para entrar al castillo, pero la pelirroja se retorcía tratando de liberarse.
— ¡Estoy bien! — Mérida se soltó del agarre de su madre con agresividad, Elinor la miró sorprendida por su reacción. — Quería estar sola y fui a dar un paseo nada más.
La ojiazul empezó a explicarse más calmada, se había dado cuenta que si se comportaba así su mamá se iba a enojar más.
—Todo estaba en orden hasta que... Encontré a un chico muy extraño. — Mérida habló despacito y esta vez volteó a ver a su padre.— Papá estoy segura que es un vikingo.
— ¿Qué? — Sin creer lo que había escuchado Fergus alzó una ceja y volteó a ver a Elinor.
— Y... lo traje conmigo. — Mérida miró a sus espaldas y señaló a los guardias que habían bajado el cuerpo inconsciente del extraño.
