𝟎𝟎𝟗

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𝐂𝐨𝐧𝐯𝐞𝐫𝐬𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐭𝐨𝐫𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬𝐚𝐬

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El sonido de la tormenta resonaba en las paredes del castillo. Hiccup se encontraba en los pasillos de camino a su habitación, la luz de las antorchas danzaban a su alrededor iluminando su camino. Cada estruendo lo hacía acelerar el paso, se le había hecho tarde para su encuentro con la princesa.

La habitación estaba en silencio, salvo por el murmullo del viento y la lluvia que golpeaba con fuerza contra las ventanas. Hiccup, recargado contra una mesita, frunció el ceño mientras miraba la puerta. La princesa había sido clara: Mañana vendré a la misma hora, tengo muchas más preguntas que hacerte.

-Pero qué obediente eres Hiccup.- Murmuró mientras intentaba recuperar el aliento. Las gotas de lluvia resbalaban por su rostro, y con un gesto automático, las sacudió de su cabello.

Los minutos seguían pasando y la tormenta arremetía afuera, como si el mismo clima se burlara de él. Se rascó la nuca, sintiendo una mezcla de frustración y confusión. Había corrido por los pasillos e incluso atravesado partes del castillo que no tenían techo, empapándose por la lluvia que caía sin piedad. Con un suspiro frustrado, el vikingo se dejó caer en la silla y empezó a hablar en voz alta para aligerar su tensión. 

-Esto es ridículo. Corrí a la habitación, esperando a que la princesa aparezca para interrogarme y al final no le apetece venir.

Finalmente, se levantó y comenzó a caminar de un lado a otro, sus pasos resonando en el suelo de piedra. Miró hacia la ventana, los relámpagos iluminaban el cielo oscuro, pero su mente seguía atrapada en la luz tenue de la habitación.

De repente, la puerta se abrió con un crujido. Hiccup se giró con esperanza, pero su expresión se desvaneció al ver que no era la princesa. Era Modie, una de las doncellas del castillo.

—Disculpe la intromisión —dijo ella, su voz era cálida y reconfortante—. La cena está lista.

Como la noche anterior, Modie acompañó a Hiccup al comedor, con sus pasos resonando suavemente en el suelo de piedra. Los reyes lo recibieron amablemente, haciéndole preguntas sobre el recorrido del día. A su lado, los trillizos estaban presentes, atados a sus sillas para evitar que hicieran otra travesura con el vikingo, sus miradas traviesas estaban llenas de energía contenida.

Hiccup picoteaba su comida, y buscaba con la mirada, casi sin querer, a la princesa. No la había visto desde el recorrido en el pueblo y no había ido a interrogarlo cuando le había asegurado que lo haría.

La tormenta continuaba fuera y eso le dió a Hiccup una vaga idea. El que Mérida pudiera estar resguardada en su habitación, temerosa de la tormenta, le provocaba un sentimiento extraño. No podía imaginarla asustada, y eso le inquietaba más de lo que quería admitir.  De pronto la voz suave de Elinor lo sacó de sus pensamientos.

-Lamento que Mérida no haya podido unirse a nosotros esta noche.- dijo la reina, pero no explicó el motivo de su ausencia.

Hiccup asintió y por primera vez en todo el rato le prestó más atención a su comida que a sus pensamientos.

La tormenta había pasado, y el cielo se había despejado, permitiendo que la luz de la luna bañara el castillo en un resplandor plateado. El vikingo miró alrededor, asegurándose de que nadie lo observaba, la oscuridad del pasillo lo envolvía y le daba ventaja en pasar desapercibido. Había estado encerrado demasiado tiempo y la necesidad de ver a Chimuelo lo impulsaba a salir otra vez.

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⏰ Last updated: Oct 09 ⏰

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