Capítulo 2 - The mystic (Parte 2)

0 0 0
                                    


Las manos de Zaira se acercaron al rostro de un durmiente Cassey para quitarle las gafas que tapaban su carita. Con el dorso de sus dedos acarició lento las mejillas de su pequeño, contemplando como el volcán de energía del chiquillo acababa de entrar en suspensión por unas horas. Se imaginaba que se iba a quedar dormido de forma instantánea al tocar las sábanas de la cama, pero esperaba que al menos le diese tiempo a ponerse el pijamita y quitarse la montura que le permitía ver en mejores condiciones. Dejó el objeto en el escritorio para que las pudiese recuperar con facilidad y lo arropó.


—¿Se durmió? —preguntó Eleazar desde el marco de la puerta.

—Como un tronco. No me dio tiempo ni a subir las escaleras —rio— hoy le toca dormir con la ropa puesta, no quiero despertarle.

—Nada nuevo. Y sí, creo que será lo mejor. Ya bastante tuvo hoy discutiendo con Rai.

—Lo noté... —miró a otro lado y se dirigió junto a su pareja, cerrando la puerta detrás de ellos para no importunar al Lennox— no sé cómo evitar que se den esos encontronazos y por mucho que intente hablar con él se me hace imposible mediar. No quiere escucharme y siempre está a la defensiva.

—¿Quieres que lo intente yo? Al final del día soy el extraño en la familia.

—No creo que sea lo justo para ti. Fueron mis decisiones lo que llevaron a esto y no sé cómo ayudar con las heridas de Rai.

Nuestras decisiones. Estar juntos y tener a Cassey no fue elección tuya, fue nuestra y te aseguro que no me arrepiento de ello –tomó sus manos con cariño y le tendió un beso en la diestra mientras le acariciaba los dedos con el pulgar– eres una madre increíble, Zaira, y sé que tarde o temprano las palabras llegarán a Rai, por eso déjame intentarlo al menos una vez. Todos tenemos que poner de nuestra parte y si eso ayuda a que deje de tenerle ese odio a Cassey es algo con lo que debemos arriesgarnos.

—Nunca se han terminado de llevar bien, pero antes no era tan duro con sus palabras. No sé de dónde ha sacado esa actitud tan negativa y bruta.

—Seguramente no sepa reaccionar de una manera más adecuada y por eso va a por el miembro más débil de la manada. Lo cual llevo pensando en algo desde hace un tiempo, pero me temo que es una teoría un poco descabellada, o quizá no tanto —se llevó la diestra a la barbilla, pensativo– antes de explicártelo necesito hacerte una pregunta para confirmarlo.

—Te escucho.


El hombre asintió y relajó los hombros, ahogando un suspiro.

—¿Estuvo Emerett con Rai hace poco, verdad? Sé la respuesta, pero creo que es importante tenerlo presente.

—Sí, ha estado unas semanas en casa de su padre. Al principio eran dines de semana alternos por el trabajo de él, pero hicimos cambios en la custodia compartida ya que el propio Rai lo exigió. Y durante los últimos meses ha llegado a pasar mucho más tiempo en su otra casa, ahora que es más mayor.

—Es mucha casualidad que le haya gritado de esa manera a Cassey después de que esté con su padre, ¿no crees?

—Tú también eres su padre, Elea —desvió su mirada, sabiendo lo que le costaba pronunciar esas palabras.

—Sí, pero realmente solo lo seré si él me considera como tal un día. Eso no va a cambiar que mientras tanto estaré para él de la misma manera que estoy para Cassey como figura paterna. Haré mi papel y haré todo lo que esté de mi mano para arreglar las cosas. Vamos a centrarnos en encontrar la raíz del problema y en solucionarlo.

Our SymphonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora