🥀 Capitulo 8.

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Estaba preocupado, muy preocupado. Ya hacía aproximadamente unas tres semanas en las que Noeul había salido de su departamento durante la visita de su compañera de trabajo y decir que era algo normal no tener la presencia diaria del Omega en su casa sería mentir. Tal vez se había acostumbrado demasiado pronto a la compañía de alguien que podía salir de su vida cuando estimase conveniente y no tenía ninguna razón lo suficientemente coherente como para exigirle una explicación. No importaba lo mucho que quisiese hacerlo.

¿Llamarlo? Obviamente lo hizo. Fue la primera idea que cruzó por su cabeza al segundo día de no toparse con él, mas el Omega se veía reacio a la idea de entablar una conversación cuya única contestación no fueran simples monosílabos. Incluso hablaba más con sus cachorros que con él mismo y en ocasiones se sentía un poco celoso de escuchar al Omega carcajear por cosas simples que les contaban sus hijos y no por todas las cosas que intentó decir para hacerlo sentir mejor. Lo volvía loco el hecho de pensar que el enojo reciente de Noeul fuera su culpa.

Tal vez debió haberlo seguido. Tal vez y solo tal vez en ese entonces hubiera evitado toda esta nueva y frustrante situación que se había establecido en su vida. Tal vez no debió haber dejado pasar a Prim. Tal vez no debió decir que era solo su vecino cuando en el fondo sabía que su relación iba más allá de dos simples personas que vivían una al lado de la otra. Tal vez no debió dejarlo ir...

-¡Abuela Nuttarat!-La voz animada de sus cachorros lo hizo sacar la vista de sus pensamientos y vio a ambos gemelos correr por los blancos pasillos del supermercado hacia una señora que se agachó lo suficiente como para quedar a la misma altura que ellos para apretarlos en un abrazo. Se acercó y vio como la Omega frotaba su mejilla contra la de los cachorros sacándoles risas infantiles.

-Han crecido tanto desde la última vez que los vi-Ella les dijo mientras pellizcaba las mejillas de ambos. Boss abrió sus ojos sorprendidos ya que no era muy común que los gemelos se comportaran dóciles con alguien que no fuera él o Noeul -Ya no crezcan más, quédense pequeños y vivan con la abuela

-Disculpe, usted es...-Preguntó y vio como la señora se levantaba y le sonreía a la vez que le extendía la mano en saludo

-Soy la madre de Noe-Ella respondió y Boss asintió con una sonrisa mientras correspondía al saludo-Mi cachorro me dijo que eras guapo pero creo que las palabras con las que te describió no fueron los suficientemente sinceras. Te ves mejor en persona que en fotos. Todo un sexy padre soltero- Boss se sonrojó mientras rascaba su nuca avergonzado y la Omega solo rió bajito de la actitud penosa del Alfa y deslizó su vista hacia los pequeños-Me preguntaba si...-Divagó un poco, no estando muy segura de si quería realmente intervenir en la vida personal de su hijo. Noeul era alguien que a pesar de su autofobia al último lugar de la tierra al que iría cuando no quería estar solo sería su casa y el hecho de haberlo visto frente a la puerta de su casa hace tres semanas, con nariz roja y ojitos llorosos, le decía claramente que algo había sucedido con el Alfa que se había convertido en el dueño de sus conversaciones, mas sabía que su hijo era el ser más testarudo en la faz de la tierra, incluso más que ella, por lo que no le quedaba otra opción más que intervenir. Era eso o seguir viendo triste a su cachorro-¿Quieren ir a cenar esta noche a mi casa? Has ayudado mucho al terco de mi hijo en los últimos días, así que quiero agradecerte por ello

-No es necesario, en serio yo...

-Papi~- Boss maldijo en cuanto bajó la vista y vio los ojos llorosos de sus cachorros. Esos que utilizaban para hostigarlo hasta el límite en el que terminaba cediendo a todos sus caprichos -Por favor- El Alfa negó- Y no te molestaremos más.

-Ni te pediremos regalo de cumpleaños. ¿Podemos ir?

-.....




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Miró con desaprobación todos los mensajes que le había enviado Fort reclamándole por haberlo dejado plantado el día anterior. Apagó su teléfono mientras dejaba caer con pereza su cabeza a la almohada. Ya era algo de todos los días. No tenía ganas de hacer nada que no fuese quedarse en casa de sus padres, envuelto en una mata mientras comía helado de chocolate y veía las novelas rosas como el fracasado en el amor que era.

Vecino. Él muy imbécil se había atrevido a llamarlo vecino a pesar de todas las cosas que habían pasado juntos. No se habían besado pero había dormido en su casa, cuidado a sus cachorros, incluso había comido allí y le había quitado ropa al Alfa. Y él se atrevía a llamarlo vecino. ¡Ni siquiera lo consideraba su amigo ese Alfa de cuarta!

-Noe -La voz de su madre llamándolo desde la planta baja de la casa resonó por toda la habitación y él solo hizo un berrinche silencioso mientras se hacía una bolita en el medio de su cama. Por eso odiaba ir a la casa de sus padres. Comenzaban a tratarlo como si fuera un bebé y principalmente su madre le exigía explicaciones de por qué aún no se había casado.-Baja, tenemos visita -Gruñó mientras salía de su habitación todo despeinado y con su pijama de conejitos rosas puesto. Ese que se había comprado ya que no sabía por qué extraña razón esos animalitos en especial le recordaban al Alfa pelinegro. Bajo las escaleras y se heló en el último escalón cuando reconoció tres rostros nuevos en la casa de sus padres, mas uno en particular fue el que lo hizo detenerse. Vio como los gemelos corrían hacia él y se aferraban a sus piernas, sin embargo su vista estaba fija en el Alfa que le sonreía. ¿Qué hacía Boss ahí?

















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Autophobia🥀PhayuRain Donde viven las historias. Descúbrelo ahora