XIX. Venganza...

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Eriol: Están en unas cabañas ubicadas en las montañas del oeste.

El castaño frunció el entrecejo y empuñó su mano.

Eriol: El camino es largo, nos llevará un día y medio llegar hasta ese lugar.

Shaoran haría correr la sangre de todo aquel que se atrevió a lastimar a su florecilla.

Shaoran: Deberemos hacer una pequeña escala en un lugar, es importante...

•••


Ya por la tarde, Quiang se acercó a la esmeralda para darle un poco de comida, Sakura se negó a probar. No deseaba probar nada de lo que le ofrecieran, de por si unas mujeres ya le habían obligado a beber un extraño té por la mañana.

Quiang: Vamos, tienes que comer... (Suspira). No podrás escapar si no tienes fuerzas...

Sakura: Eres un maldito traidor...

Le lanzó una mirada asesina, mientras se acomodaba en su lugar. El contrario suspiró con pesadez.

Quiang: Voy a sacarte de aquí, pero no puedo hacerlo si sigues debilitando tu cuerpo de esta manera.

La esmeralda le miró confundida.

Sakura: ¿Y por qué me ayudarías?

Quiang: Porque nunca tuve intenciones de hacerles daño, me obligaron a hacerlo (le tomó las manos). El señor Wang me ha obligado a esto, a cambio, prometió no hacerle daño a mi esposa ni a nuestro bebé...

Ese maldito hijo de puta.

Quiang: Sé que Li se hará cargo de todo, y que pronto este lugar se convertirá en un campo de guerra, pero antes de que eso suceda, debo sacarte de aquí...

Sakura: Realmente no eres malo... (El contrario negó).

Quiang: Debes prometerme que mantendrán a salvó a mi familia, sin importar que...

Sakura asintió rápidamente, cuando de pronto, se escuchó la puerta abrirse.

—¿Qué crees que haces, estúpido?

Quiang: Y-Yo sólo... (Se colocó de pie con rapidez y se acercó a su suegro). Intentaba darle algo de comer...

—¿Es así?

Velozmente desenvainó su espada y le apuntó con esta. Sakura dió un saltito en su lugar, asustada, mientras que a Quiang se le iban los colores del rostro.

—¿Acaso quieres verme la cara de idiota?

Y le atravesó el cuerpo con su espada.

El joven infiltrado cayó de rodillas con los dientes apretados, agarrando el filo de la espada que le había atravesado, intentando sacarla. No funcionó. Terminó cayendo de espaldas sobre el suelo de madera y su suegro rio cínicamente. Le sacó la espada y volvió a apuntarle con esta, volteando a ver a la castaña quien observaba temblorosa del otro lado de la habitación.

—¿Ves eso? Estoy esperando con ansias el momento en que el imbécil de tu marido aparezca, para poder matarlo con mis propias manos, justo como a este bastardo... (Mencionó, mientras apuñalaba en el pecho a quien ya se encontraba agonizando en el suelo).

El gesto de susto no abandonaba su rostro, haciendo que el mayor soltará una carcajada.

—Mira la expresión en tu cara (Rió burlesco acercándose a la puerta). No espero menos de ti el día en que mate a tu amado Li Shaoran...

¿Cómo No Amarte? [S×S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora