Una vida para Génesis

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La madre de Génesis se llamaba Beatrix. Ella había quedado infectada según los análisis al 95 por cien. Eso quería decir que era casi una de ellos. El caso de Génesis era un poco más delicado. La infección se había extendido por su sangre pero había complicaciones. Estar en plena pubertad hacía que dos fuerzas se enfrentasen por ganar la batalla. La humana y la licántropo. 

Durante la primera semana, Génesis parecía haber crecido. H sin embargo, no estaba preparado para que esa criatura se convirtiera en un ser lleno de curvas que sería en torno a sus doce años humanos como sucedería.

Aún quedaban algunas lunas para eso, afortunadamente.

La niña dejó volar alguna sonrisa y frases agradables. Pero eso sí. Parecía estar siempre en guardia cuando había cerca alguna presencia masculina.

H decidió que había llegado el momento de ubicarlas y así se lo hizo saber:

—Ha llegado el momento de que me cuentes de dónde venís —le dijo a la madre de esa preciosa criatura.

Beatrix tembló sutilmente. Tragó saliva y después  le miró fijamente   mientras levantaba el rostro con valor.

—Mi hija y yo huíamos de nuestro carcelero cuando entramos en la cueva.

—Te pido disculpas de parte de Rick. Es algo así como mi padrino. Nunca tuvo intención de atacaros. Pero supongo que en plena transformación...

—Lo entiendo —respondió cortante.

—Cuando estés preparada, le gustaría disculparse en persona. Ha estado muy agobiado mientras estabais inconscientes. Sois mis invitadas. Aunque si deseáis quedaros, estaré encantado de que forméis parte del personal. Aquí todos aportamos algo.

¿Qué sabes hacer, Beatrix?

—Sé cocinar, planchar, limpiar, hago cócteles...aunque mi meta profesional siempre había sido dedicarme a la publicidad. Intenté ir a la universidad, pero mis sueños se rompieron.

H entendió que Génesis no tenía porque escuchar esa parte de la conversación. Se acercó a ella y demandó:

—Génesis, me gustaría hablar con tu mamá a solas.

Abrió las puertas de su despacho que se dirigían a un enorme jardín.

—¿Puedes esperar fuera?

Génesis dirigió una mirada a sus madre, que asintió.

La niña paseó entre la rosaleda sintiéndose segura por primera vez en su existencia y, al tiempo rezando porque no fuera un sueño. 

Beatrix relató lo que había pasado durante su vida. El abandono por parte de sus padres biológicos, la adopción por la pareja de  monstruos, el encuentro amoroso del que surgiría Génesis y posterior asesinato...y lo más importante, la decisión de huir para que su hija no tuviera una vida igual de miserable.

H apuntó el nombre del Senador:  Vinicius Storm.

Ya solo eso sonaba siniestro.

Le juró a la mujer que nunca volverían a correr ningún riesgo y le invitó a tomar algo de ropa que él había mandado instalar en sus dormitorios.

Los ojos de Beatrix se iluminaron cuando le ofreció ser aprendiza en el departamento de marketing. Recibiría un sueldo y tendrían sus necesidades cubiertas.

Un autobús llevaría a Genesis a la escuela que usaban los hijos de empleados de H  y la traerían de vuelta cinco horas después.

Beatrix acababa de conocer a su protector. Por fin su hija tendría una vida plena.



Este tema es del grupo madrileño Boikot. Lo elegí porque creo que describe muy bien lo que pudo sentir Beatrix: una rabia que se puso al nivel de su miedo y así, salió de la cárcel en la que estaba ingresada para salvar a su hija, su bien más preciado.

Las cosas no quedarán así. Vinicius Storm no se conformará.



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