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Era el segundo día que el del gorro estaba en el hospital.

Quackity creía que era mentira el rumor de que la comida del hospital era de la basura pero al internar al hospital se dio cuenta que probablemente era cierto.

En realidad la comida que le servían en aquella bandeja de plata no estaba tan mal, pero Quackity tenía un gusto delicado para la comida y en estos días no tenía hambre. Clavaba el tenedor en los alimentos y se dedicaba a jugar con la comida porque si intentaba meterlo en su boca sentía una arcada. Tenía un nudo en la garganta que le impedía tragar y en el estómago un hoyo que hacía que no tuviera hambre.

Quackity sospechaba que eso era culpa del horrible sabor de aquella "comida" que le daban.

Quackity desde que entró a su habitación después de que Wilbur se fuera no salió de esta ya que no tenía ninguna motivación. Estuvo allí toda la noche y toda la mañana tumbado, sintiendo que era un muerto en vida, sintiendo que era mejor dormir que estar despierto.

Era el mediodía y tenía aquella bandeja encima de una mesa. Agarró la bandeja y echó todos los alimentos a una papelera que tenía. Luego dejó la bandeja de vuelta en la mesa para fingir que había comido todo lo que le sirvieron.

— Listo. — Sacudió sus manos sonriente, sintiéndose orgulloso de su trabajo sucio de mentir a los que se encargaban de cuidarle.

Se fijó que encima de la mesa había un pequeño sobre. Lo agarro con sus manos y empezó a sacudirlo. Era un sobre de color blanco que dentro tendría azúcar y lo pudo deducir solo por el tacto.

— Bueno vamos a intentarlo. — Dijo hablando solo.

Abrió el sobre y sacó su lengua de su boca. Echó todo el sobre en su boca pero cuando sintió el sabor lo escupió y con una servilleta empezó a limpiarse la lengua.

— ¡Mierda! — Eso no era azúcar. Lo que Quackity se metió a la boca fue un sobre de sal. ¿Por que pensó que era azúcar? Ahora que lo pensaba era muy obvio que era sal en vez de azúcar.

Esto le recordó a algo.

Esto le recordó a las personas. Le había pasado tal y como siempre le pasaba con las personas.

"No confíes en lo que ves, las malas personas también parecen buenas al principio."

Recordó aquella frase que alguien le dijo en un pasado. ¿Quién fue?

Quackity ahora quería cambiar esa frase.

"No confíes en lo que ves, la sal también parece azúcar al principio."

Ya no quería saber a suertes si el sobre era sal o azúcar, así que lo mejor para no confundirse era no abrir ese sobre. Quackity empezó a hacer lo mismo con las personas. Eligió no conocer gente y aislarse para no descubrir a suerte si eran buenas personas o malas.

De tanto pensar en estas tonterías empezó a estresarse y a sentir dolor de cabeza.

Quackity se aburría demasiado en aquel lugar. Quackity no tenía visitas, solo la de los doctores para hacerle un chequeo rápido o cambiarle las vendas. En esas ocasiones en las que se las cambiaban intentaba alguna forma para ver su cara pero siempre fallaba. Moría internamente por la curiosidad de ver su cara. Pero la curiosidad mató al gato... así que esta vez no sería el tonto gato que caería en la trampa.

Al no tener nada que hacer se levantó de aquella cama de hospital. Iba a dar un paseo. En el fondo quería ver a Wilbur, el chico que conoció el día anterior, no por alguna razón en concreto sino porque sentía que debía hacerlo. Con Wilbur sintió algo extraño, como si le conociese de antes, sentía una extraña curiosidad hacia el. Quería saber más del chico de mechón blanco. Quería conocerlo.

Love Of My Life - QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora