-'09'-

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Hoy era un nuevo día.

Pasaron alrededor de cinco días desde que Wilbur se escapó del hospital para visitar a su amigo.

Quackity caminaba en dirección al hospital, hundido en sus pensamientos mirando al frente.

Quackity era un humano, obviamente. Pero no era una persona. Era humano porque tenía aquel cuerpo pero no era una persona ya que no sentía nada. Pero Wilbur le convirtió en una persona, le enseñó a vivir la vida. ¿Pero para que le servía vivir la vida si no la podía vivir cuando a quien más amaba? Y el que más amaba era Wilbur, un chico al borde de la muerte. Un chico que estaba caminando por la cuerda floja de la vida. 

Llegó al hospital y en la entrada un hombre le paró.

— ¿Eres Alex Quackity? — Habló el hombre. El estaba en la recepción que había justo enfrente de la entrada principal al hospital.

Era un doctor. Era muy alto y algo musculado, se notaba que se cuidaba. Su pelo era castaño claro y estaba algo despeinado. Sus ojos eran verdes y en su rostro habian muchas pecas. Su vestimenta era su uniforme de trabajo.

— Exacto. — Asintió con la cabeza el azabache.

— ¿Vienes a visitar a Wilbur Soot, cierto? — Preguntó el doctor. 

— Si. — Respondió Quackity.

— Intenta que no se escape ¿Si? Es muy peligroso para él... Aunque bueno, no creo que pueda ir muy lejos por si mismo. — Habló el de ojos verdes y con estos miró de pies a cabeza al bajito.

— ¿A qué se refiere? — Inclinó su cabeza con duda y curiosidad.

— Wilbur no puede levantarse de la cama sin ayuda. Tose con mucha frecuencia y está empeorando. ¿El te dijo lo de una semana? — Hablaba serio y sin pena alguna.

— Si, si me lo dijo. — Respondió.

— No le queda mucho tiempo. Con suerte dos días, pero no estamos seguros. Por eso esta en tan mal estado. — El de pecas tragó aire y lo soltó de forma de suspiro. — Por favor ten cuidado y si pasa algo llama de inmediato a los médicos. — 

Otro doctor se asomó desde el pasillo a la entrada.

Era un chico castaño de ojos azules. Su ropa también era la misma que la del otro.

— Señor Clay, te buscan los demás. ¡Tenemos mucho trabajo! — Dijo algo alterado el de ojos azules.

Al escuchar aquello el de pecas se acercó al otro doctor.

— Ya voy, George. — El de pecas se giró y con su mano se despidió del de la cicatriz, para luego ir junto a su compañero corriendo a algún lugar del hospital.

Tras ese suceso Quackity fue a la habitación 199.

Iba vestido con una camisa de color blanca que estaba levemente abierta por la parte de arriba, así dejando ver sus clavículas. En la camisa había atada malamente una corbata de color roja, roja como el vino y como la sangre. Sus pantalones eran negros y en sus pies habían unos zapatos de color negros. Encima de su camisa también habían unos tirantes negros que salían de su pantalón. En su cabeza obviamente estaba su típico gorro.

El pelo de Quackity había crecido bastante. Su pelo negro ahora le llegaba por los hombros y siempre estaba algo despeinado, pero gracias al gorro aquello se ocultaba.

La cicatriz seguía igual de marcada y de grande. No le dolía y ya no se le hacía extraño mirarse al espejo porque se había acostumbrado a su reflejo.

El ojo en el que estaba encima la cicatriz era de un color un poco más claro que el otro. Su ojo había perdido un poco de visión pero aún así podía hacer una vida normal y ver todo sin muchas dificultades.

Love Of My Life - QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora