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Desde aquella discusión nadie sabía nada de Quackity, aquella persona solitaria y olvidada de la sociedad.

Ahora Tommy, Ranboo y Tubbo se encontraban en la puerta del apartamento de Quackity.

El azabache no les respondía los mensajes, nunca lo hacía pero ahora empezaron a preocuparse más. Decidieron olvidar aquella pequeña discusión y arreglar los problemas que tuvieron, volver a ser amigos y ayudarse mutuamente.

Ranboo tocaba la puerta con fuerza e ira pero nadie la abría.

— ¡Quackity somos nosotros! — Gritaba Tubbo mientras Ranboo golpeaba. — ¿Estás seguro que está en casa? — Preguntó Tubbo.

— Claro que si. No sale de casa ni nada. —  Tommy respondió y puso su oreja en la puerta, tratando de escuchar algo pero no se podía escuchar nada. — Huele horrible. — Dijo Tommy con cara de asco.

— Quizás deberíamos parar... — Habló esta vez Ranboo.

— No me voy a ir hasta verle. — Respondió Tommy con cara de enfado, estresado de que no hubiera señal de Quackity. — Llevamos aquí 10 minutos, nos está ignorando. — Tommy se lanzó a la puerta y le dio muchos golpes muy agresivos. — ¡Abre la puta puerta, joder! —

— Por mucho que grites no abrirá. — Dijo Tubbo.

Tommy al escuchar aquello tragó aire y suspiró. Sacó su cartera de su bolsillo y de esta una tarjeta de crédito.

— ¿Qué haces? — Preguntó Ranboo.

Tommy se acercó a la puerta y metió aquella tarjeta en la puerta.

— Trucos. Cuando eres el hermano pequeño despistado acabas aprendiendo cosas para cuando se te olvidan las llaves de casa. — Decía Tommy mientras movía la tarjeta de un lado para otro dentro de la puerta.

— ¡Mira! — Gritó Tubbo.

— ¿Esto no es ilegal? — Preguntó Ranboo.

— Listo. — 

La puerta se abrió.

Según la puerta fue abierta un horrible olor se apoderó del pasillo.

— Que asco. — Dijo Tommy.

Los tres chicos entraron. Difícilmente podían caminar por toda la basura que había en el suelo y difícilmente seguir adelante por el asqueroso olor que había.

Gritaban el nombre de Quackity pero nadie respondía.

Tommy abrió la puerta de su habitación.

Encendió la luz de la habitación.

Al ver aquello se quedó inmóvil.

Estaba helado, no podía moverse ni pensar nada. Se quedó enfrente mirando aquel escenario.

Su boca estaba entreabierta, sus ojos abiertos como platos y con una expresión de terror. Sus manos empezaron a temblar y su vista a desenfocarse.

El cadaver de Quackity, colgado y con aquel pelo negro largo estaba enfrente de el.

Enfrente suyo colgaba Quackity.

— Tommy ¿Qué pa... — La pregunta de Tubbo fue cortada al ver también lo que pasaba.

— ¿Sabeis algo? — Ranboo se acercó también y vio a Quackity. — ¿Qué? — 

Todos los chicos estaban helados ante el cadáver.

Tommy aún tenía pesadillas de aquel recuerdo.

Veía ese momento en su cabeza constantemente.

Ahora estaban en el funeral de Quackity. Estaban Philza, Tubbo, Ranboo y el. También habían dos chicos juntos, un chico a solas y un extraño hombre. ¿Quiénes eran? Tommy no tenía ni idea.

Love Of My Life - QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora