-'06'-

7.4K 694 1.3K
                                    

Pasó un mes desde aquel día. 

Como era de costumbre Quackity siguió yendo a visitar a su mejor amigo al hospital todos los días. Algunos días estaba más tiempo, otros días menos, pero siempre que estaban juntos podría decir que se sentía vivo de verdad. 

No se sentía vivo por ser un humano que respiraba, no, se sentía vivo como si estuviese viviendo la vida. 

Cuando estaba con Wilbur se sentía una persona real. 

Quackity jamás le contó los llantos de aquella noche, simplemente le dijo que se quedó dormido y es por eso que no respondió sus mensajes. 

Wilbur y Quackity salían a dar pequeños paseos, a solas en algunas ocasiones o en grupo con sus nuevos amigos. Se sentía tan feliz cuando estaban todos juntos, pero ahora estaba preocupado, muy preocupado.

La enfermedad de Wilbur empeoró. Wil empezó a toser mucho más fuerte que antes y con más frecuencia, incluso en algunas ocasiones tosía sangre. También empezó a tener muchas nauseas y mareos, lo que hizo que los doctores le quitasen la opción de salir de su habitación.

Wilbur volvió a ser encerrado en la habitación del hospital.

No solo su enfermedad había empeorado, también había empeorado su mechón de color blanco. Ahora aquel mechón era mucho más grande y poco a poco se apoderaba de la cabeza de Wilbur. Eso significaba que estaba en un estrés constante y horrible... ¿Eso significaba que Quackity no le estaba ayudando? Pensar aquello le deprimía masivamente al de la cicatriz.

Se visitó con una camisa blanca y encima de esta puso un preto chaleco negro. Unos pantalones negros largos, un poco grandes y sueltos, y también unas zapatillas negras. En su cabeza estaba el típico gorro negro que era obligatorio en su día a día. 

Estaba de camino al hospital. En su mano había un ramo de flores. Esas flores eran unos tulipanes blancos. Eran muy bonitos, preciosos. 

Antes de entrar al hospital tragó aire y luego lo soltó lentamente.

— Vamos allá. — Dijo hablando solo, mirando la puerta del hospital que se sabía de memoria. Quackity conocía aquel hospital como si fuese su propia casa.

Subió en el ascensor y llegó a la habitación. La habitación 199, la habitación en la que vivían los recuerdos favoritos de la vida de Quackity y donde vivía también su persona favorita.

Pusó su mano en el manillar, dispuesto a abrir la puerta de la habitación pero al escuchar unas voces en el interior no la abrió, solo se quedó paralizado con su mano en el frío manillar. 

— Tienes que hacer la quimioterapia, por favor. Tienes que vivir. — Era la voz de un hombre. No la pudó reconocer. Se preguntaba quién era aquel sujeto. Aquella voz sonaba completamente rota y casi en el llanto. 

— No lo haré. Es muy cara y no quiero causarte un problema. No permitiré que te quedes sin dinero por mi culpa. — La voz de Wilbur sonaba muy seria.

— ¡No pienses en el dinero, joder! — Se escuchó un golpe. 

Dentro de la habitación, el señor pegó un golpe a la pared. 

— Tienes que vivir más, por favor. Hazlo por mí. — El señor empezó a llorar. Se agarró a la cama y cayó de rodillas. Lloraba agarrado a una pata de la cama, en rodillas mientras sollozaba y lágrimas salían de sus ojos. 

— No es solo por el dinero. La quimioterapia solo hará más lenta la muerte que si o si tendré. Prefiero morir ahora, no quiero causar más sufrimiento. Quiero morir ya. — Wilbur pusó su mano en la cabeza del hombre. El hombre la levantó y le miró desde abajo. 

Love Of My Life - QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora