herida.

94 15 3
                                    




advertencia. palabas altisonantes, mención de abuso.



Mingjue se asegura que no haya nadie camino a la morgue cuando permite que Wei Ying y Lan Zhan entren. En su vida ha roto alguna regla, pero el jefe Nie sabe que situaciones extraordinarias, necesitan medidas extraordinarias. Los dos jóvenes miran los dos cadáveres. pareciera que las dos chicas fueron desolladas lenta y tortuosamente, ni sus huellas o placas dentales han podido ayudar en su reconocimiento, la sangre de sus cuerpos ha sido drenada también... y como no hay ninguna denuncia de desaparecida, identificarlas ha sido imposible.

-Necesito tocarlas un poco, jefe Nie, Lan Zhan... ¿pueden salir un momento? la energía que emanará de sus cuerpos puede lastimarles.

Mingjue no tiene la más remota idea de lo que Wei Ying está hablando, supone que así como Xichen un día entró solo a su casa y después se solucionó todo, Wei Ying hará algo que él no logrará entender. Asiente, dispuesto a salir, pero Wang Ji niega con un gesto silencioso y simplemente comenta -yo me quedo...-

El policía les deja estar, sale a montar guardia. Todo es silencio, pero extrañamente, la temperatura del lugar baja aún más, baja tanto, que sus dientes castañean...

-¿jefe Nie?- Son Lang se presenta ante él y Mingjue ruega a todos los dioses porque su subordinado no escuche o vea algo raro. -lo están buscando en la recepción- el mayor asiente, quedándose sin muchas opciones le explica al joven policía. -Hay dos personas dentro de la morgue, son conocidos míos, ¿puedes permanecer aquí y evitar que alguien entre? - la petición es extraña por demás, pero Son Lang no pregunta nada y asiente en entendimiento. Sabe de antemano que el jefe Nie sería incapaz de hacer algo fuera de la ley, además, cualquier tipo de ayuda que permita identificar a las víctimas y resolver el caso de su asesinato es más que bienvenida. Mingjue se va y cuando llega a la recepción, se sorprende de ver ni más ni menos que al joven que ayudó días atrás, el precioso chico lleva consigo la chamarra que le había prestado. Cuando lo ve, los ojos del menor brillan con emocionada ilusión y una hermosa sonrisa adorna la bonita cara.

-¡jefe Nie! Buenas tardes... ¿cómo esta?- Mingjue siente una extraña punzada en su pecho, en parte de incomodidad al recordar aquel sueño tan subido de tono con este pequeño joven, en parte de una emoción que no sabe descifrar. -Bien, ¿necesitas algo?- el menor le extiende su chamarra y cuando sus manos se rozan, un cálido escalofrío recorre la espina dorsal del mayor. Meng Yao debe ser unos 10 años más joven que él, la inocencia de su mirada y sus movimientos meticulosos y cálidos contrastan tremendamente con los recuerdos que tiene de él en su sueño. -quería verlo, necesitaba entregarle su chamarra y agradecerle por su ayuda-

Mingjue se siente en un extraño trance, sabe que una de sus manos está envuelta en las dos pequeñas manos del más joven y no sabe por qué, pero simplemente no puede soltarse.

-no debiste molestarte-

-no es ninguna molestia jefe Nie, la lavé y remendé de algunos pequeños detalles que tenía, además, quería verlo, ¿estoy interrumpiendo algo?-

aquella boca... esa voz, esa sonrisa, esos ojos, Mingjue se siente abrumado por aquella extraña criatura, desea comprobar con sus propios ojos y sus manos si la piel que tocó en sueños es tan suave, si aquel cuerpo le recibiría tan ricamente como lo recuerda...

-no, de nuevo, muchas gracias...- seguramente se está volviendo loco, no es posible que esté pensando en cosas así cuando ama tanto a Xichen...

Xichen... pensar en él hace que su miembro punce de manera dolorosa, desea tanto, tanto verlo... Meng Yao continua diciendo algo pero Mingjue apenas y logra entender lo que ha dicho, es como si de pronto hubiera sido sumergido en agua y su oído no pudiera escuchar de manera adecuada, la voz de este joven es casi hipnótica... ¿qué le está pidiendo? ¿qué le está queriendo decir? Mingjue se siente excitado sexualmente, todo da vueltas a su alrededor, el joven toca de manera sugerente el fuerte brazo del mayor y su sonrisa es una cálida invitación a un momento bastante placentero.

Sin pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora