Así, siguieron viéndose todos los días. Se besaban, se abrazaban, se miraban. Se amaban.
Una idea se había cruzado por la mente de Taran, y se la dijo a Beatrice.
—Escapemos, mi princesa de fuego. Dejemos nuestros Reinos, nuestros padres, nuestras responsabilidades, todo. Podremos ser nosotros mismos en otro lugar. Podremos ser felices. Podremos amarnos sin ocultarlo.
—¿Y a dónde iremos?
Bea no lo sabía, pero Taran tenía un plan. Se irían a una tierra que quedaba a unas horas de sus tierras. No lo gobernaba nadie, pero tampoco estaba inhóspito. Era el lugar perfecto para escapar y que sus padres no los encuentren nunca: Portown.
—No debemos hacerlo ahora —le dijo Taran a su princesa de fuego—. Tenemos todo el tiempo que queramos. Tú y yo somos las estrellas y el fuego. Somos eternos.
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Una historia de Fuego y Estrellas
Short StoryCinco Reinos. Una princesa y un príncipe. Un amor prohibido. Un plan.