Una historia de Fuego y Estrellas

{8} Ven conmigo -volvió a rogar

Los años pasaron, cada uno siguió con su vida.

No fue hasta que, siete años después, la princesa, ahora reina, de fuego hizo una fiesta e invitó a todos los reinos. Estaban celebrando su aniversario. Ella jamás se había olvidado de su príncipe de estrellas, y él tampoco de su princesa de fuego. No importaba la distancia, ni las personas que estaban a sus lados, ellos se pertenecían, sus corazones, sus almas, lo hacían.

Beatrice no esperaba verlo. Le habían dicho que no se presentaría por estar luchando en tierras desconocidas. Sin embargo, ahí estaba él. Su príncipe de estrellas. No había cambiado y ella tampoco lo había hecho. Seguían siendo esas personas que se encontraban cada noche en la frontera.

Se saludaron cordial y fríamente, como si no estuviesen enamorados.

—Su majestad —saludó Taran a Beatrice en el jardín. Ella estaba sola, luego de varias horas de fiesta—. ¿Le molesta si la acompaño? He escuchado que soy un buen guardia —hizo una pausa—. Y una mejor compañía.

Ella sonrió.

—Amaría que me bendijeras con tu presencia y protección.

Y así ocurrió. Taran se sentó a su lado y pasaron horas poniéndose al día con sus vidas. Sus sentimientos seguían ahí, jamás se habían ido. Y eso fue lo único que necesitaron, lo único que les importaba. Eso fue lo único que Taran necesitó para volver a intentar.

—Escápate conmigo, mi reina de fuego.

—¿Cómo haremos con nuestros reinos?

—No me importan. Solo me importas tú. Todo el resto del mundo puede irse al mismo infierno y no significaría nada para mí. Solo te necesito a ti, Beatrice. ¿No han sido siete años de sufrimiento suficientes? Ven conmigo —volvió a rogar—. Seamos felices en Portown. Seamos nosotros mismos. Seamos eternos.

Las dudas inundaron a Bea, pero terminó extendiendo su mano hacia Taran. Él la agarró y miró los ojos de su amada.

—Esta noche. Cuando la fiesta acabe y todos se vayan. Encuéntrame en "El Sudio" y escaparemos, mi rey de estrellas. Solos tú y yo.