Me desperté de forma brusca y desesperada, mis cabellos todos alborotados amenazaban con salirse de la coleta que todavía se encargaba de sostener algunos de ellos, miré a los lados desorientada y me calmé un poco al ver a mi hermana menor a mi lado, recostada de una forma serena y cómoda. Una sonrisa se escapó de mis labios al verla tan frágil ahí acostada, me hizo sentir una gran paz interna, y eso me llenaba de alegría, una tan descarada que podía llamar felicidad.
Me volví a acostar lentamente evitando despertarla, y cerré levemente mis ojos intentando volver a dormir.
Eso me pasaba comúnmente, despertarme en las noches era algo que me ocurría con mucha frecuencia, fueran pesadillas, insomnio o lo que fuera el causante, siempre se hacía presente al momento en que cerraba mis ojos causándome mal sueño, y por ende mucho cansancio en mis días.
Por ello mi hermana dormía conmigo, una noche descubrí que dormir a su lado me tranquilizaba, desde entonces ella siempre me acompañaba en mis siestas, aunque eso no evitaba que de vez en cuando todavía me pasara.
Parecieron segundos pasados hasta que algo calló sobre mi cara haciendo que volviera a levantarme desesperada. Una sábana se encontraba encima de mí, al quitarla mi hermana se estaba terminando de abotonar la camisa celeste con la que se había vestido, su mirada fulminante se dirigía particularmente a mí con fuertes instintos asesinos de por medio.
- ¿Qué hora es? -pregunté parándome todavía un poco perdida de la cama, con lentitud y viendo mi figura marcada en esta.
- ¿A qué hora pensabas levantarte? -preguntó cortante ignorando mi pregunta anterior.
-A las cinco y media, puse la alarma-me volteé hacia la mesa de noche, viendo el reloj ahí completamente aplastado sentí un fuerte escalofrío y sobre todo rabia, mucha rabia- ¿Qué hora es? -pregunté esta vez con autoridad.
-Faltan quince para las seis-dijo un poco más calmada volteándose hacia el espejo y acomodándose un poco su moño, agarró su bufanda del sillón que ocupaba espacio en la habitación y la colocó alrededor de su cuello-Hace bastante frío afuera, te recomendaría llevar una-asentí de camino al baño.
Mientras intentaba apurar a mi cansado cuerpo a moverse con más rapidez para llegar a tiempo a mis tareas diarias, en mi mente no dejaba de pasar la imagen de aquel reloj destrozado en mi mesa de noche.
Me coloqué un suéter encima y caminé hacia la mesa de noche de la habitación, elevé el reloj destrozado con mi mano y abriendo a la ventana me aseguré de tirarlo en el contenedor del callejón que se encontraba a vista de la ventana.
-Gabriela-me llamó Amber seria, como siempre-ya es hora-.
Me volteé acelerada y en mis ojos lágrimas amenazaban por salir, Amber frunció el ceño y sus labios formaron una línea. Yo sabía claramente que opinaba ella de mi actitud desesperada por este tipo de cosas, no me gustaba tocar ese tema.
-Gabriela-dijo y puse una mano delante interrumpiendo su frase.
-Ya está, no hay problema...-bajé la mirada por unos momentos y luego la subí sonriendo-de regreso compro un reloj de madera, sé que te gustan esos antiguos-ella suspiró y me siguió la corriente, caminando hacia la puerta y haciéndome una seña para que saliéramos.
***
Mi hermana mayor Lera, trabajaba cerca de donde trabajan nuestros padres en un hotel de una de las líneas hoteleras más importantes del país. Amber y yo, en vacaciones, nos encargábamos de ayudar a Lera en la panadería o a nuestros padres en el hotel; el dueño de la línea de hotelera le tenía un gran afecto en particular a ese edificio, por lo que se interesaba mucho en lo que sucedía ahí, por lo que le ayudamos en lo que podemos a cambio de un bajo precio en nuestros tiempos libres.
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Eliminando Errores
Science FictionUn grupo de adolescentes dentro de un internado con secretos viven momentos difíciles por una pandemia que amenaza con acabar a casi todo ser vivo. La extraña enfermedad le otorga a quién la padece habilidades sobre-naturales, con un inevitable fina...