Capítulo 5

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     Pasé mi mano lentamente por mis sienes y abriendo un ojo lentamente, le regalé una sonrisa a mi amiga sentada en su cama mirando fijamente hacia mi completamente espelucada, con sus bellos cabellos rojizos y enrollados formando una bola en su cabeza.

-Isa se molestó-dije con un toque de burla, después de todo, el comportamiento de la rubia ante el zapato tirado de Pepper que la había hecho caer no había sido normal-tal vez mucho más de lo que crees-.

-No fue tanto... ¿verdad? -parecía algo preocupada por lo que me reí de ella haciéndola sentir incómodo apropósito.

-Porqué mejor no te dejas de preocupar tanto por ello y te acomodas para salir un rato-le guiñé un ojo y ella giró los ojos sonriendo, siendo esa su respuesta como un sí-te espero-me paré de la cama y salí del cuarto para dirigirme a mi habitación.

Los pasillos del internado estaban solos, había un frío estimulante y me había despertado de un humor radiante esa mañana a pesar del susto que me había lanzado Isabella con ese golpe y los gritos de Pepper por ello. Entré en mi habitación y, como era de esperarse, Robert tenía el maravilloso desastre que siempre deja cuando ni Patrick ni yo estamos para ponerlo en su lugar.

-Robert-le llamé serio acercándome a su cuerpo fornido recostado en el sillón con la boca abierta soltando saliva.

Y ese era el guapo chico por el que las mujeres tanto morían, que envidia deberían sentir de estar en mi lugar-pensé con un toque de sarcasmo.

- ¡Robert! ¡despierta! no voy a dormir en un basurero como este. Más te vale acomodarlo para cuando regrese idiota-le grité molesto después de haberle dado una pequeña patada al sillón dándole un susto.

- ¿Peter? -se limpió los ojos para luego verme con esos mismos abiertos completamente asustado- ¿Qué haces aquí? -fruncí en ceño ante su pregunta.

- ¡Regresé ayer! Me quedé donde las chicas porque me enfermé...-volteé la mirada algo avergonzado en pensar que me quedé solo en el cuarto de las chicas sin permiso alguno.

- ¿Y? -me miró con cara pícara- ¿Pepper? -apreté la mandíbula y le tiré encima un cojín dándole a entender que no seguiría su malicioso juego.

- ¡No! Ahora vamos a comer que tengo hambre-.

- ¿Luego podemos pasar por la relojería? Julia Cortés se quedó con mi otro reloj y no terminamos muy bien como para pedírselo de regreso... tu entiendes ¿no...? -hizo una seña y yo solo suspiré.

-Yo saldré con Pepper luego de desayunar, tú te quedarás a arreglar este desastre y luego puedes hacer lo que quieras-le hice una seña con la mano mientras me alejaba dirigiéndome al baño ignorando sus estupideces.

***

Pepper no dejaba de meterse en tiendas de ropa: sin comprar nada. Eso me estresaba, pero era mejor salir a ver ropa con mi mejor amiga que quedarme en mi habitación encerrado con ese mal olor o en el mejor de los casos en la habitación de las chicas leyendo un libro congelándome.

- ¿Usted es el novio? -me preguntó un empleado acercándose a mí-Disculpe mi irrespetuosidad, pero su novia lleva más de 10 minutos mirando la ropa de aquella sección ¿le gustaría aceptar la oferta de rebaja para parejas? -.

-Eh, disculpe yo no soy-.

- ¡Peter! -Pepper interrumpió, mostrándome una franela con un bigote, yo solo sonreí y le hice una seña con la mano.

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