El moreno quedó sorprendido ante tal confesión mientras que Volkov rápidamente su mirada se dirigió hacia las vistas que tenía del mar, su mano derecha comenzó a apretar y a soltar en un puño, estaba nervioso y sentía que en cualquier momento iba a terminar teniendo una crisis de pánico.Se sobresaltó cuando sintió una mano cálida tomando aquella mano, giró nuevamente su mirada se posó primeramente en su mano, una mano morena estaba sobre está, lentamente levantó su vista para poder ver esos ojos bicolores que lo miraban. Horacio mantenía una sonrisa en su rostro.
—No te preocupes si no quieres decirlo en voz fuerte o que todo el mundo sepa, tú secreto está a salvo conmigo y está todo bien ¿Sí? Te lo dice el icónico hombre bisexual de la ciudad.
Una risa escapó de aquellos labios rosados mientras Volkov soltaba el aire, no es que tuviese miedo de decirlo…la verdad es que sí tenía miedo, pero su mayor terror era ser juzgado por aquel moreno que se había convertido en su amigo.—Gracias Horacio.
—No des las gracias, ahora come que la comida se va a enfriar.
Una pequeña sonrisa se cruzó por los labios del ruso que notó a los segundos después ¿Tan fácil era sonreír al lado de Horacio? La respuesta era sencilla.
Era bastante fácil sonreír al lado de ese hombre.
Era bastante fácil sonreír al lado de ese hombre.
Y quizá fue eso lo que lo hizo confiar inmediatamente en él, aunque no iba a negar que también lo hizo desconfiar rápidamente, luego de que Horacio lo hubiese dejado en su hogar y prometerle que estarían hablando, no le volvió a ver una semana después.
El soviético se encontraba atendiendo una paciente cuando escuchó por radio que le llamaban a recepción, salió de su oficina mientras comenzaba a caminar hacía aquel lugar, por los pasillos escucho algunos murmullos, pero le dio poca importancia. Con cuidado, empujó la puerta.
—Laurence, ¿Qué pasó?
—Te dejaron estoComentó la castaña con una sonrisa mostrándole un arreglo floral el cuál consistía en camelias y clematis de color blancas, una sonrisa se formó en sus labios Volkov no tenía ni idea del significado de estás, en Rusia claramente era un significado distinto: Llamar a la buena suerte y la felicidad. Buscó alguna tarjeta pero no había nada.
—Pues…gracias. ¿Puedo saber quién fue?
Laurence negó con su cabeza.
—Las trajo el repartidor y dijo que era anónimo.
—Vale…vale, iré a mi oficina, gracias nuevamente.La mujer asintió, el ruso giro sobre sus talones para salir de aquel lugar cuando chocó con alguien.
—¡Viktor, te estaba buscando!
Un carraspeo salió de su garganta mientras soltaba un suspiro.
—Aleksandra ¿Qué haces aquí?
—Visita rápida a Nikolai, le traje algo que se le quedó en casa
—Vale… ¿Me buscabas?
— ¬Да Да
—¿Y para qué si se puede saber?
—Para ver ese precioso ramo de flores, Nikolai me contó que te había llegado un ramo de flores cuando estábamos en su oficina y claramente debía verlo con mis propios ojos, es bastante precioso.Las mejillas del soviético se tornaron carmesí, debía salir de allí y llevarse a Leksa rápidamente antes de que soltará otro comentario y Laurence le escuchará.
Rápidamente se movió hacía un lado para salir de aquella oficina de recepción comenzando a caminar hacía los pasillos, Aleksandra le siguió con una sonrisa divertida.
— Я говорил тебе, что они красивые? (¿Ya te dije que son hermosas?)
— Да, ты уже сказал это. (Sí, ya lo dijiste.)
— Кто счастливчик? (¿Quién es el afortunado?)Viktor paró en seco, se giró rápidamente sobre su eje para mirar a Aleksandra que venía un poco más atrás que él, la rubia tenía una pequeña sonrisa en sus labios. El aire se le hizo pesado.
“¿Cómo…?” Se preguntaba ¿Era demasiado obvio su “desviación”? ¿Lo era para que su hermana se hubiese dado cuenta que era gay, tragó en seco, la voz no le salía y sabía que Aleksandra esperaba una respuesta, sus ojos azules lo decían.
—Eh…¿Hola? ¿Interrumpo algo?
Giró nuevamente su cabeza para poder ver quién había llegado en ese momento, temiendo de que la otra persona también supiese de su condición y que en aquel momento su vida se fuese a la mierda, más un suspiro abandonó su sistema cuando se dio cuenta que aquella agua en el desierto era Horacio.
—¿Todo bien?
—P-priviet Horacio ¿Qué hace por aquí?Sabía que su voz había salido temblorosa, una pequeña risa se escuchó tras su espalda y temía que su hermana se hubiese dado cuenta que se podían malinterpretar fácilmente.
—Pues….Ya sabes, lo de siempre, pero el perro de Gustabo fue el que está vez comió suelo, no yo.
—Vale, vale…Susurró bajo, el aire se sentía incomodo, fácilmente se podía cortar con un cuchillo, pero tenía miedo de dar un paso en falso.
—No…no me has presentado a la señorita.
Miró nuevamente a Aleksandra que tenía una sonrisa, vio como la chica con seguridad daba un paso al frente.
—Es que al tonto le comió la lengua un cachorro Golden retriever. Buenas tardes, señor, soy Aleksandra…Aleksandra Volkova.
La rubia estiró su mano apra saludar adecuadamente al Director del FBI, Volkov alzó su cabeza para ver las mejillas sonrojadas de Horacio quién rápidamente tomaba la mano amiga.
—Hostía, ya me lo temía…tiene la misma aura que tiene Volkov, no me malentienda es que bueno, ya sabe…
—Me lo han dicho, aunque créame que yo soy la hermana con personalidad, el introvertido es mi hermanito.
—Ya me he dado cuenta, señorita.
—Digame Aleksandra, o Leksa o como guste llamarme, inclusive cuñada.—¿Qué? -Dijeron los dos al mismo tiempo, la ojiazul solo se colocó a reír bastante divertida por la situación-
—Las miradas, no soy idiota y sé que esas flores se las tuvo que haber regalado usted, las mujeres esperamos un ramo de flores, principalmente no lo regalamos, excepto yo que todos los días le regalo una rosa a mi novio pero ese no tiene nada que ver.
—Aleksandra -Comentó Volkov-
—Tranquilo, hablaremos en la casa, un gusto conocerlo señor Horacio.
—Digo…lo mismo.La rubia giró sobre sus talones para pasar por el lado de Volkov y guiñarle el ojo, cuando estaba un poco más alejada murmuró en voz alta.
—Recuerda que soy bruja, Viktor.
—Joder.Murmuró el ojigris mientras bajaba sus miradas aquellas flores, nuevamente sus mejillas se tornaron color carmesí.
— ¿Por qué, Horacio?
— ¿De qué exactamente?
—De…las flores, ya sabes.
—Ah…eso…bueno, quise darte un presente y porque siempre me salvas la vida.El soviético subió su mirada, ojigris y bicolor chocaron, supo que había algo más por el brillo que había en los ojos contrarios.
—No es solo eso
—No…Volkov, no es solo eso.
—¿Me dirás?
—Supongo que bueno…ya sabes, cositassss.
—Ya, cositas…eso no me sirve mucho, cabrón.Escuchó el leve suspiró que abandono los labios rosados de Horacio, el director del FBI se recargó en la pared mientras se cruzaba de brazos.
—Es…bueno…ya sabes…es estúpido, solo dejalo así.
—Horacio…
—Vale, bueno, es que…quiero cortejarte, Volkov y bueno ya sabes, ver si entre nosotros podría existir algo. Ya sabes ¿Me gustas? ¿Te gusto? Ese rollo.Y en aquel minuto el mundo se paralizó.
“¿Me gustas? ¿Te gusto?” Una frase que le daría un giro de 180 grados al médico ruso

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The Nights [Volkacio]
Fanfiction"He cruzado océanos de tiempo para encontrarte ." Volkacio FBI/LSEMS.