Luego de una desagradable ruptura, Park Jimin juró no volver a enamorarse y decidió utilizar a las mujeres solo para su satisfacción, sin embargo, un día una chica nueva aparece en su vida y conforme va conociéndola, su corazón vuelve a abrir sus pu...
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—Somin... aquí estás —no pude contener más el llanto, las lágrimas comenzaron a salir mientras veía a Min Yoongi parado a un par de metros de mí retomando el aire. —Te estuve buscando por todas partes —se acercó a mí. —¿Por qué estás llorando?
—Es que... es que tú eres alguien increíble, no merezco que me quieras de la forma en que lo haces, perdóname... —me tapé el rostro.
—No tienes porqué disculparte, el corazón no se manda, yo no pude evitar enamorarme de ti así como tú no puedes forzarte a aceptarme en tu corazón de una manera romántica, yo lo entiendo perfectamente —suspiró. —Escribí esa canción únicamente para tranquilizar mis sentimientos, nunca lo hice con la intención de conquistarte.
—¿Lo ves? —sollozé. —Incluso en este momento eres perfecto con las palabras, daría lo que fuera por verte más que un amigo pero no puedo, Yoongi, aunque quisiera tú y yo no podemos estar juntos.
—Sé que es un amor no correspondido pero aún así no quiero rendirme... —se puso a mi altura y quitó las manos de mi rostro. —Somin... ya no llores...
—Tú no lo entiendes.
—Y no lo entenderé si no me lo explicas.
—Estoy embarazada —su expresión cambió a confusión, se enderezó y me soltó de las manos. —Voy a tener un hijo de Jimin —no dijo nada, simplemente se quedó ahí parado.
Sabía que con esa confesión había roto su corazón en mil pedazos, no había vuelta atrás, él necesitaba saberlo, necesitaba entender que ninguno de los dos podía seguir en esa situación.
Me di la media vuelta para alejarme de él, creí que esa sería la última vez que lo vería y aún así no fui capaz de mirarlo para despedirme, simplemente me alejé.
Un par de metros de distancia bastaron para que el sonido de unos pasos apresurados se acercaran y seguido de estos un par de brazos me rodearon los hombros para detenerme.
—Me gustan los niños —susurró en mi oído. —Bueno, no tanto, prefiero los animales pero te prometo que si me das una oportunidad voy a querer a ese bebé como si fuera mi propio hijo.
