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Somin me hizo entrar a su departamento a la fuerza, de todas las veces que habíamos estado enrollados ninguna sola vez lo habíamos hecho en su recámara, y fue ahí a dónde me llevó directamente

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Somin me hizo entrar a su departamento a la fuerza, de todas las veces que habíamos estado enrollados ninguna sola vez lo habíamos hecho en su recámara, y fue ahí a dónde me llevó directamente. Me encantaba verla así, días atras le costaba dejarse llevar y en ese momento sentía que ella era la que más lo deseaba y yo no iba a negarle que hiciera todo lo que quisiera conmigo.

Al entrar en su habitación, me besó desesperadamente, llevó sus manos directamente a los botones de mi camisa y uno por uno los desabotonó, me hizo caminar en reversa en dirección a la cama. Al chocar con esta me deje caer, ella se colocó encima de mí sin dudarlo.

Se separó de mí y se enderezó para quitarse la blusa, ¿donde estaba la Somin tímida de nuestra primera vez juntos? Esa Somin había desaparecido por esa noche, volvió a juntar nuestras bocas y mientras nuestras lenguas juegueteaban entre ellas, yo la abracé por la cintura, dejó caer todo su peso sobre mí, la apreté, quería sentirla lo más cerca posible de mí.

Con mis dedos recorrí su espalda hasta llegar al broche de su sujetador y desabrocharlo, imaginé que ella estaba sintiendo el crecimiento de mi miembro ya que soltó una risa.

La sujeté con firmeza y di una vuelta sobre la cama para cambiar las posiciones, abandoné sus labios para deshacerme por completo de su sostén y darle atención a esas dos virtudes que tenía, mientras acariciaba uno de sus pechos con una mano, el otro era atendido por mi boca, mi lengua daba movimientos circulares al rededor de su duro pezón, un gemido de su parte me incitó a continuar, a crear un recorrido húmedo por su abdomen hasta bajar a su feminidad, levanté sus caderas y mande su pantalón y ropa interior al carajo, necesitaba saborearla de una vez por todas.

Sin darle tiempo a reaccionar, fui un intruso en su parte íntima, ella era tan deliciosa que podía convertirse en una droga muy adictiva para mí, gemía como si de una melodía se tratara, arqueaba su espalda dándome a entender la satisfacción que le estaba regalando y eso me decía una sola cosa, ningún otro hombre provocaría la misma reacción en ella, yo sería el único que la haría sentir esas emociones tan exquisitas.

Un fuerte gemido me indicó que podía proceder al siguiente acto, me levanté, quité mi pantalón, no sin antes sacar un preservativo del bolsillo y dejé al aire libre mi miembro, coloqué con rápidez el condón y me acerqué nuevamente a su cara, estaba roja y el sudor comenzaba a notarse, su respiración era entrecortada, con una mano acaricié su mejilla con delicadeza y con la otra direccionaba mi pene para hacerlo entrar en su vagina, y durante ese proceso ella mordió su labio inferior intentando silenciar el sonido armónico que producía, cerró sus ojos con fuerza, quizá no quería darme la satisfacción de escucharla por lo que la hice sufrir haciendo movimientos extremadamente lentos dentro de ella.

Love Again || Park Jimin || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora