Luego de una desagradable ruptura, Park Jimin juró no volver a enamorarse y decidió utilizar a las mujeres solo para su satisfacción, sin embargo, un día una chica nueva aparece en su vida y conforme va conociéndola, su corazón vuelve a abrir sus pu...
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Mi corazón latía a toda prisa mientras me encontraba en la cocina preparando un emparedado para Jimin quien estaba sentado en la sala en total silencio, apoyaba los codos sobre sus rodillas y sus dedos se encontraban entrelazados.
Tuve que hacer un sándwich bastante sencillo ya que más temprano me había dado hambre y solo compré los ingredientes base, pan, jamón y crema. Al terminar la comida, serví un vaso de jugo de naranja y tomé ambas cosas para después acercarme a Park. Su vista se centro en mí y se enderezó.
—¿Fuiste a Busan? —pregunté mientras dejaba el alimento en la mesita de centro, justo frente a él.
—Fui a buscarte, luego Jungkook me dijo que habías regresado a Seúl y cuando quise volver no había vuelos, tuve que rentar un auto y en el camino hubo un accidente que me mantuvo parado casi tres horas —habló muy rápido.
—Debió ser muy estresante.
—Valió la pena —pude ver una pequeña sonrisa en su rostro. —Al fin pude verte, por fin podré hablar contigo de‐ —lo interrumpí.
—No digas nada. Quiero hablar yo primero.
—Está bien —noté como mordió ligeramente su labio inferior.
—Cuando vi aquella entrevista me sentí horrible, me dio tanto miedo, tanta vergüenza imaginar que de alguna manera me habías engañado, me sentí como una verdadera estúpida, incluso más que cuando sucedió lo de Jin —tomé aire para continuar. —Decidí irme sin decirte nada, sin pedirte una explicación, sin darte una oportunidad de hablar, me escondí mientras me alejaba de todo y a pesar de que Jungkook y mi tía dijeron que debía hablar contigo yo me negué —los sentimientos se mezclaron con mis hormonas y no pude retener más las lágrimas. —Y-y cuando vi que Taehyung había aclarado todo y resultó ser que tú nunca hablaste mal de mí ni mucho menos te acostaste con alguien más... yo... yo me sentí aún peor, porque si fui una verdadera tonta al haber creído en algo como eso y no haberte escuchado primero a ti.
—Somin... no llores... —me abrazó. —No fue tu culpa, tú hiciste lo que creíste que estaría bien y no te juzgaré por eso.
—P-perdoname... —dejé salir todo mi llanto, él acarició mi cabeza.
