Luego de una desagradable ruptura, Park Jimin juró no volver a enamorarse y decidió utilizar a las mujeres solo para su satisfacción, sin embargo, un día una chica nueva aparece en su vida y conforme va conociéndola, su corazón vuelve a abrir sus pu...
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Salí de la tienda junto a Jin, no quería que se armara un alboroto dentro de esta, lo conocía y sabía lo exagerado que podría ser en algunas ocasiones.
—Ya dime, ¿qué quieres? —Interrumpí su silencio.
—Somin, quiero que me perdones, te juro que desde ese día que fuiste a mi departamento he estado tan arrepentido.
—¿Desde ese día? ¿Entonces antes no te habías sentido arrepentido? —bufé.
—Sí, también pero es que tu no sabes cómo sucedió todo, solo déjame explicarte —abultó sus labios, antes ese era mi punto débil para ceder ante sus peticiones, pero en ese momento yo ya no era la misma con él.
—No, Seokjin, no hay explicaciones, tú te revolcabas con una tipa cualquiera mientras estábamos comprometidos, digas lo que digas, hagas lo que hagas, no voy a volver contigo —me di la media vuelta para volver a la tienda y encontrarme con Jimin, pero me detuvo, me abrazó por detrás.
—Por favor, Somin, vuelve conmigo, te prometo que esta vez será diferente, puedes castigarme de la manera que quieras, solo vuelve conmigo.
—Suéltame —hablé con un tono firme, Jin me soltó y solo caminé encontrándome de cara con Jimin y a su lado venía la tal Hana, la cual corrió a los brazos de Seokjin.
—¿Es enserio? ¿De verdad me pediste que vuelva en cuanto tú aún sigues con ella?
—No, no, no, no entiendes.
—No entiendo, ¿qué? ¿Qué tú aún quieres acostarte con ella y volver conmigo al mismo tiempo? Esta vez hablo enserio Kim, no me búsques, si me ves en la calle simula que no me conoces, no me hagas ponerte una orden de alejamiento.
Salí del lugar sin importarme si Jimin me seguía o no, lo único que quería era salir de ahí cuanto antes. Subí al elevador y ahí me percaté de que Park me seguía, él no dijo ni una sola palabra.
Al estar en el estacionamiento ambos subimos a su auto, no encendió el motor, sentí su mirada sobre mí, sabía que debía decir algo.
—Lo siento —me disculpé. —Estoy en horario de trabajo, no debería de hacer cosas personales.
