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Era un día cálido, sin embargo el sol no estaba presente, ligeras nubes tapaban el cielo dando un clima más que perfecto, el pelinegro estaba en una cancha de tenis en dónde sus compañeros jugaban animadamente, sin embargo él odiaba sudar, así que evitaba moverse de dónde estaba.

Podía apreciar perfectamente a clay intentando no entrar en pánico por la presencia del otro chico, ambos eran equipo, estaban jugando contra personas que genuinamente Ivan no ubicaba. Una de las pelotas termino cayendo cerca de él y su amigo fue a traerla.

—¿No quieres jugar?—

—no, voy a sudar y me da asco— aclaro

—bien, entonces tomaré un descanso— con eso dicho se sentó junto al pelinegro

oye, deberías pasar tiempo con George, no lo dejes así nada más— regaño

—esta bien es solo que me pone nervioso, ¿Acaso soy un maldito adolescente?, ¿Por qué estoy tan nervioso?— pregunto

—suerte y no te vomites— se burló

El contrario solo se fue del lugar mientras miraba feo a su amigo, aún así siguió jugando. Luego de un tiempo, el panorama cambio, ahora iban a un acuario cerca del lugar donde se hospedaban

—esto es genial— dijo clay

—oigan, escuché que hay focas, iré a verla, ¿Quieren ir?— pregunto el británico

—vayan ustedes, quiero ir a ver a las tortugas— se alejo de los dos con una sonrisa burlona dirigida a su amigo

Estuvo viendo todo el acuario y su mente solo imaginaba lo emocionado que estaría el menor si estuviera junto a él. Cuando finalmente regresaron al hotel, era hora de hacer una barbacoa. Se negaba a estar cerca del fuego y sudar o estar de mesero con una sonrisa fingida en su rostro, así que solo se quedó picando cosas.

—Iván, ¿No tienes hambre?— pregunto George llegando a su lado

—no mucha, termino de hacer esto y luego como— respondió de forma amable

—bien, entonces esperaré para comer contigo—

—por cierto, ¿Podrías revisar que clay este comiendo bien?, Literalmente el torpe no sabe cuidarse del todo— una sonrisa burlona apareció en sus rostro

¿puedo preguntarte algo?— el contrario solo asintió —¿Crees que le gustó?—

—créeme que le regustas— soltó antes de poder pensar —o sea si le gustas y bastante, pero no le digas que te dije— pidió

—no te preocupes, no diré nada—

Sin más que decir, el otro chico comenzó a picar a su lado mientras charlaban de otras cosas, hasta que el rubio llegó y les dijo que fueran a comer, que el se encargaría del resto. Acatando su orden fueron a sentarse y disfrutar de sus alimentos.

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𝑌𝑜𝑢'𝑟𝑒 𝑀𝑦 𝑃𝑒𝑡 + 𝑅𝑜𝑑𝑟𝑖𝑣𝑎𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora