Capítulo II
Definitivamente Vance no sabía que hacer, hace un momento estaba tranquilo con su segura estadía en el club de boxeo. Quería lanzarle un golpe al mismo entrenador, ¿Cómo se atrevía a hablarle de esa forma?.
-¡No es justo!-. Gritó ya enojado, el hombre con traje deportivo lo miró de pies a cabeza ignorando el tono con el que Vance estaba hablándole.
-No importa si lo es o no, si no te pones al corriente en las materias que estás apunto de reprobar no podrás regresar con las practicas de Box, es mi última palabra-. Respondió antes de irse y dejar a un rubio demasiado exaltado.
-Hijo de perra...
Murmuró cansado, algunos de los integrantes del club seguían preparandose para poder comenzar a entrenar y practicar un poco antes de las confrontaciones en grupo.
-Qué pasa Vance-. El rubio bufó y con algo de pereza extendió su puño para saludar a Robin
-Una mierda, eso es lo que pasa-. El moreno río un poco antes de retomar su semblante serio-. El entrenador no quiere dejarme practicar si no mejoro mis notas en algunas materias.
-Te lo dije, demonios, ¿ahora con quien voy a practicar?-. Preguntó en tono confuso, el rubio miró para otro lado-. Vance tienes que mejorar en serio, si no lo haces ten por seguro que no te permitirán ingresar al torneo interescolar.
-Ya lo sé, pero sabes muy bien que soy muy malo en esas materias, no voy a quemarme el cerebro por un puto lugar en este club-. Refutó.
-Mierda, si fuera de tu grado te ayudaría-. Suspiró algo cabizbajo, pero tan pronto como lo hizo levantó la mirada algo más emocionado-. ¡Ya sé quien puede ayudarte!.
-¡¿Qué?!, dime Arellano.
-Me agradeces luego Rapunzel.
Vance se quedó en medio de los vestidores chasqueando la lengua debido a la impaciencia que sentía, después de todo no supo porque Robin salió corriendo de esa manera.
Estaba agotado mentalmente, era mejor regresar a casa y ponerse a estudiar un poco aunque sea, trataría de pasar esas materias por agua caliente y si no lo hacía dejaría de llamarse Vance Hopper.
Salía algo apresurado de la institución con mochila en hombros y arreglando algo de su largo cabello que lucía algo esponjoso aquella tarde, casi tropieza al chocar con un pequeño bulto que se encontraba en el piso, no era un bulto, era un chico sentado...-Ten cuidado imbécil, casi me caigo-. Reclamó casi al instante.
-Lo siento Vance, solo estaba esperándote. Sonrió tranquilo, el rubio alzó una ceja confundido.
-Para qué?, no recuerdo haberte pedido que lo hicieras.
-Tú no, pero Rob si.
-¿Rob?.
-Robin, me dijo que te esperara porque necesitas que te ayude con una materias.
-¿Tú cómo podrías ayudarme?, ni que fueras tan bueno-. El pelinegro suspiró divertido y el rubio tomó asiento a su lado.
-Estoy en el cuadro de honor Hopper, claro que puedo ayudarte-. El rubio giró los ojos levantándose casi de inmediato-. ¿Qué dices?
-No me queda de otra ojos dormidos, ¿Tú casa o la mía?.
-La mía está bien, si puedes vayamos de una vez-. El rubio asintió siguiendo al ojinegro que ya se encaminaba a su hogar.
El camino no era muy largo y le sorprendió ver la casa de los Yamada, estaba muy bien cuidada y había un muy bonito jardín fuera, clara evidencia de que la señora Yamada había estado trabajando duro ese verano. Su casa era muy distinta y agradecía que no estuvieran ahí.
El chico de ojos rasgados sacó un par de llaves de sus bolsillos y abrió la puerta de manera rápida, no iba a negar que estar con el pelinegro era algo pacífico porque la mayoría de veces solía golpear a las personas que se le acercaban, no los toleraba, pero Bruce era diferente, no lo fastidiaba y eso de alguna manera hizo que confiara un poco en el.-Pasa Vance-. Habló invitándolo a entrar, el rubio asintió y de manera cuidadosa entró.
-¿Y tus padres?-. Preguntó observando cada minucioso detalle de aquella residencia.
-No se encuentran, creo que salieron-. Respondió con simplesa.
-Bueno, ¿donde puedo dejar mi mochila?
-Estudiaremos en mi cuarto así que supongo que arriba.
La sola idea de estar solo con el pelinegro le provocó cierto cosquilleo en el estómago, no sabía porque pero ese chico comenzaba a caerle extrañamente bien.
Ambos subieron las escaleras, se dejó guiar por el chico de camiseta verde, la puerta de la habitación le resultó muy curiosa, estaba pintada de blanco y tenía algunas pegatinas de béisbol. Vaya, había olvidado que Bruce era el capitán del equipo de la escuela, ¿Acaso ese chico tenía un defecto?-Vamos, entra Vance-. Habló haciendo algunas señas para que el rubio pueda pasar.
-Voy...
Al adentrarse en la habitación se percató de que aquel chico era realmente ordenado, todo estaba en su lugar, perfectamente limpio, había una pequeña mesita que se suponía era el escritorio y una amplia cama igual de ordenada y con algunas almohadas por encima.
-Comenzamos con Historia, ¿Te parece?
-Uh, tu deberías decidir, eres el que va a enseñarme-. Suspiró aburrido, el más bajo le dedicó una sonrisa
-Lo sé, pero, ¿con qué te sientes más cómodo?
Ese chico era un ángel...
Vance solía conseguir lo que quería a golpes ya que nunca nadie se lo ofrecia.
Y de algún modo sentía que esto no podía ser tan bueno como para ser verdad.
Literalmente se había hecho amigo de Robin porque no encontró a alguien digno para pelear con él y al parecer el moreno no se movía mal. No iba a negar que aveces se sentía excluido porque su amigo pasaba más tiempo con Finney, y lo entendía porque estaba más que claro que estaba enamorado del castaño. Además se había acostumbrado a estar solo la mayor parte del tiempo, después de todo, todos le tenían miedo.-¿Vance?
-¿Quieres salir mañana?-. El pelinegrl se sorprendió un poco.
-B-bueno, estaría bien...
No sabía porque dijo eso, quizás porque se sentía solo o porque tenía miedo de que aquel chico terminara por espantarse. Quería alguien que le haga compañía y que mejor que aquel chico tan ajeno a él, todo lo contrario, alguien interesante.
Alguien que logró llamar su atención.
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COWARD- BRANCE
FanfictionBRANCE (BRUCE X VANCE) EL TELÉFONO NEGRO Cobarde... Había escuchado que se referían a él de esa forma, comenzaba a creerlo. Era incapaz de enfrentar a su novio, era incapaz de alzar la voz, necesitaba a alguien que le ayude a dejar de ser un cobarde...