BRANCE (BRUCE X VANCE)
EL TELÉFONO NEGRO
Cobarde...
Había escuchado que se referían a él de esa forma, comenzaba a creerlo.
Era incapaz de enfrentar a su novio, era incapaz de alzar la voz, necesitaba a alguien que le ayude a dejar de ser un cobarde...
-Hola?-. Pronunció el rubio al ver que se formó un silencio durante algunos segundos.
-Hola Vance, pensé que vendrías tarde-. Dijo para romper el hielo que se había formado, su mano estaba sobando su cuello en un signo de nerviosismo.
-No podría, te dije que a las 8 y la hora es la hora-. Respondió cruzándose de brazos, con un sutil color melón invadiendo sus mejillas. Hola No hablaron mucho camino a aquel lugar, Bruce tenía un poco de miedo, no sabía ni de qué pero ese sentimiento estaba ocasionando que se acalore un poco, tenía miedo de que el rubio lo notara pues sus mejillas comenzaban a enrojecerse, debió haber aceptado ir con Vance en un vehículo y no proponer caminar, ¿Qué se le había pasado por la mente?, ah si, lo bien que combinaban los ojos de aquel chico con la camisa celeste que se había puesto...
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I love to love But my baby just loves to dance The minute the band begins to swing it He's on his feet to dig it And dance the night away Stop, stop, I'm spinning like a top, top We'll dance until we drop, drop But if I had my way, woo!
Al llegar al lugar notaron absolutamente nada de calma, todos estaban bailando en el centro de la pista, el rubio estaba totalmente acostumbrado así que solo hizo unas señas indicando a qué el más bajo lo siguiera.
Vance siguió a su amigo con algo de dificultad, la gente empujaba demasiado y no era para menos, la música era muy buena para ser tan temprano.
-Deberíamos sentarnos aquí, creo que te está gustando mucho la música-. Dijo algo burlón el mayor en vista de que el pelinegro movía la cabeza de acuerdo al ritmo que se oía.
-Uh?, s-si claro, es buena idea-. Admitió algo avergonzado, mientras se adelantaba un poco para no sentirse más incómodo bajo esos penetrantes ojos azules.
Ambos se sentaron cerca a la pista, no lo suficiente como para que el cabello de las chicas les azote en la cara o alguien les alcance a golpear con sus codos.
-¿Qué te gustaría ordenar?-. Preguntó Bruce, el otro chico solo le quitó la carta de las manos haciendo una negación con la cabeza.
-Me sé el menú de memoria, créeme, lo que voy a pedir te va a encantar, ojitos de arroz-. Respondió haciendo una seña para que la mesera se acerque.
Vance ordenó algo no sin antes taparle los oídos a Bruce, el chico de ojos rasgados comenzaba a pensar que iban a envenenarlo y el no quería morir así.
