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Sentado en las escaleras se encontraba el de sudadera azul. Con sus manos en la cabeza, mirando sus zapatillas a cuadros, suspiró.

— ¿Porque habré dicho eso?

Las palabras que salieron de su boca aún seguían resonando: "Recuerda que nosotros aún seguimos juntos."

Estúpido, estúpido, ESTÚPIDO. Tom no para de maldecirse a si mismo; la había cagado bien cagada. Unos pasos lo sacaron de sus pensamientos. Se levantó, ajustó la sudadera y miró hacía arriba. Ahi estaba Edd, con los ojos aun cerrados y frotandoselos.

 —¿Qué haces aquí Tom?

—Estar.

—Increíble. Cada día más especifico mí hijo — respondió ahora bostezando.

 —Como sí no me conocieras.

—Sí sí bueno, ¿desayunamos?

Edd y Tom bajaron las escaleras hacía la cocina para preparar unas tostadas y café. Terminando de hacer el desayuno, se escuchó la puerta de su apartamento abriéndose dando a entender de que el pelinaranja ya estaba despierto.

—Buenos días chicos.

—¡Ey dormilón! — exclamó Edd. —Preparamos el desayuno. Ven y siéntate.

Los tres chicos se sentaron y empezaron a comer. Mientras, platicaban de cosas hasta que llegaron al momento de decidir que hacer ese día. Hacía demasiado calor por lo que no querían estar fuera pero tampoco les apetecía quedarse todo el día en la casa.

 —¿Y sí vamos a los bolos? —sugirió Matt.

 —No es mala idea. No estaremos en la casa, ni pasaremos calor ya que hay aire acondicionado — argumentó el de sudadera verde. —Por mí esta bien, ¿Tom? 

 —Por mí vale.

Los chicos terminaron de desayunar y se vistieron pero sin sus respectivas sudaderas; demasiado calor como para llevarlas. Solo por si las moscas se las pusieron alrededor de la cintura. Uno nunca sabe sí puede refrescar mas adelante durante el día o si en el establecimiento de los bolos el aire acondicionado estaría demasiado frío. 
Una vez llegados a la bolera, alquilaron una pista. Les tocó la que estaba en la esquina a la izquierda. Les dejaron unas zapatillas y fueron a por las bolas.

 —¿Tu cual vas a pillar Matt? — preguntó Edd.

— No tengo ni idea, pero agarraré una que pese poco que sino no puedo levantarla y lanzarla.

 —Haré lo mismo entonces.

— Menudas nenazas— añadió Tom agarrando una bola. Está se cayo al suelo junto con el de cuencas vacías.

 —Con que nenazas, ¿eh? —le respondió Edd con tono de burla y cruzando los brazos.

Los tres chicos se rieron y fueron hacía su pista. Estuvieron un buen rato jugando pero a Tom le inquietaba algo. Desde hace rato que notaba como si alguién les estuviera viendo pero no lograba encontrar dónde estaba.

 —Chicos, voy a por algo de bebe y picar al bar, ¿queréis algo?

 —Yo una Coca-Cola.

—Un botellín de agua.

El de sudadera azul se levantó y fue a por las bebidas y comidas. Caminando hacía el bar volvió a notarlo, unos ojos clavándose en su espalda. Se giró bruscamente pero no logró encontrar de donde provenían. Después de conseguir las cosas volvió a su sitio y siguieron jugando. Tom seguía inquieto y decidió buscar con la mirada esos ojos que no paraban de verlos. Unos minutos después dio con el blanco. Su asombro no era grande al darse cuenta de quién se trataba. A cinco pistas más a la derecha de ellos se encontraba el de cuernos con sus subordinados. Cuando este se percató que lo encontraron, aparto la mirada rápidamente para luego levantarse y dirigirse hacía el baño. El de cuencas vacías estaba estupefacto; menuda reacción más infantil. Se levantó y él también lo siguió.

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⏰ Última actualización: Feb 11, 2023 ⏰

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「Nos vemos de nuevo」 -   Tomtord - 2° temporadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora