Behind The Mask (Próximamente En Físico)

Capítulo 5

Levante mi cabeza de mi escritorio sobándome el cuello por la forma en la que dormí en el escritorio, antes dormía a las personas que dormían ahí, porque pensé que eran flojas para no levantarse del escritorio, pero cuando tienes sueño, lo tienes y no quieres hacer otra cosa.

Bostecé un poco, tapándome la boca mientras me estiraba, decidí ir a mi closet para poder ir a bañarme, quería salir de casa por fin, quería hacer algo más que estar encerrada en mi casa, aguantando berrinches de mi padre, con su mayordomo, etc.

Entré literalmente en mi closet para ver que quedaría bien, no sé en un museo, suena bien, le dije a Adam y me dijo que se arreglaría y me esperaría. Arreglarse él es su sombrero, uno de copa que siempre se pone y me agrada mucho.

Me puse unas mayas negras transparentes, unos botas largas negros gruesos no tan altos, una falda gris con un cinturón y una blusa de hombros de tela de cuadros, negros, blancos y grises, casi como escolar, digamos que siempre pienso que así se vestirían en la escuela, ya que siempre he tenido escuela en casa, entonces pues... nunca tuve un uniforme y no me quita las ganas de ver algún uniforme.

Suspire bajando las escaleras, como siempre la casa vacía. Papá no estaba salí con cuidado para irnos al museo antes le dije que quería pasar por el parque. Así que paro al ver a las personas ahí divirtiéndose.

Cuando llegue vi a personas ahí, obviamente.

Me puse a caminar metiendo mis manos en mi falda, viendo a los demás.

- La famosa Astrid Slora – una voz femenina sonó y mire a una chica castaña con luces rosas en el pelo que le quedaban muy bien.

- Ehh... - apenas pude argumentar una palabra.

- Si, si eres – sonrió – viendo a la gentuza en su lugar.

- No, me pone feliz verlos divertirse – dije mirándola – las decisiones de mi padre, no las discute conmigo.

- Pero tuviste que ver con la música – me acusó.

Confundida, esa era la palabra que describía seguramente mi cara, porque arrugué mi frente, junto con mis cejas, sentí una mueca en mis labios.

- Una hija tiene que saber lo que hace su padre.

- Excepto las leyes, no tengo ni derecho sobre ello, y francamente papá también me quito cosas a mí, yo también sufrí las consecuencias.

Algo en mi mano vibro sacando mi celular con un mensaje de Adam. Lo mire y me hizo la seña que nos fuéramos.

>> No solo sufrieron ustedes, yo también sufrí quieras o no, no solo la ciudad sufrió.

Camine de nuevo a Adam queriendo evitar cualquier otro comentario que hiciera aquella chica, que realmente me desagrado, aunque eso es todo lo que piensan de mí.

Tuve algo que ver, eso leí en todos los hilos de ayer.

- Adam – lo llamé cuando partimos al museo. - ¿Por qué todos creen que tuve algo que ver con las leyes de papá?

- Porque hay gente que es desagradable e inmoral con las personas dulces solo por un error que el mayor cometió, las personas menores cargan con el peso de las acciones de los mayores – dijo mirando el camino.

Suspire mirando por la ventana >> ¿Pasó algo?

- Todo el mundo me trata como la niña perfecta que hace lo que el padre dice, al igual que creen que por ser su hija creen que tuve algo que ver, tenía 8 años cuando mi madre murió, ¿Qué iba a saber yo? Apenas una niña, que ya no veía a su mamá y no entendía el porqué.

- Eras una niña – concordó Adam asintiendo – y lamentablemente cargaste con la culpa.

Un cuerpo hizo que nos detuviéramos en seco, agradezco cómo hace unos días que tuviera el cinturón de seguridad. Vimos a un chico, conocido, güero como yo, vestido elegante cómo lo es él.