Estaba casi completa... casi.

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Las pesadillas incluían escenarios tan reales que por un momento, Jiang Cheng pensó que moriría. Había cadáveres que lo perseguían, que intentaban comer su carne y morder sus huesos. Había un sol pintado sobre una bandera y había un hombre que guiaba ejércitos hacía la guerra. Había sangre, gritos y dolor, y por un momento soñó que una parte de él había sido arrancada de su pecho.

El dolor en su pecho fue lo que lo despertó y buscó desesperadamente algún indicio de herida en él pero rápidamente se dio cuenta de que todo estaba justamente igual que cuando se durmió. Solo había sido una pesadilla muy vívida sobre la guerra, aunque él no existía en ese momento y no podía tener recuerdos de algo que sucedió hace cientos de años.

Jiang Cheng y Wei Wuxian, eran los más jóvenes de todos los descendientes de los padres inmortales, por lo tanto, sobre la guerra que inició con el descontento de Wen Rouhan solo sabían lo que en los antiguos libros estaba escrito. Jiang Cheng y Wei Ying habían crecido en tiempos de paz.

Inmediatamente se levantó de aquella cama en donde había dormido, o intentado dormir, y salió de aquella habitación. Jiang Cheng no tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde que él entró a esa habitación, pero esperaba que fuera lo suficiente como para que todos estuvieran dormidos y él pudiera salir de ahí sin ser visto.

El palacio del inframundo era tan grande, que Jiang Cheng se perdió y empezó a vagar por todos los pasillos y corredores, buscando la manera de salir de aquél laberinto en el cual parecía transformarse aquél lugar. Pasó por dos veces por un cuadro titulado "la mañana de la ascensión" y fue que se dio cuenta de que estaba caminando en círculos a pesar de que estaba seguro que había bajado escaleras un par de veces.

Aquello lo hizo sentirse desesperado y empezó a caminar más rápido con tal de salir de ahí. No sabía cuánto tiempo había pasado realmente en ese lugar y no sabía qué efectos tendría en él el permanecer ahí, solo sabía que afectaba la salud y la mente. Esa era la razón por la que no cualquiera bajaba a ese lugar y, cuando lo hacían era con protecciones.

Él no llevaba ningún tipo de protección porque esa mañana no sabía que descendería al inframundo por error.

Mientras más lo pensaba, más miedo le daba el pensar que su mamá realmente le rompería las piernas por ir a esos lugares sin su permiso. Posiblemente nunca más lo dejarían salir y lo encerrarían en el palacio de Yunmeng hasta que el cumpliera, por lo menos, cien años. Si eso pasaba, él mismo le rompería las piernas a Wei Wuxian porque por su culpa ambos habían llegado a Gusu.

Giró en una esquina, pensando que lo primero que haría al regresar a su casa sería soltar a los perros para que persiguieran a Wei Ying, cuando chocó contra alguien. Sabía que fue un "alguien" y no un "algo" porque el golpe fue suave, pero eso hizo que él inmediatamente se quedara paralizado.

"Estoy muerto." Pensó Jiang Cheng cuando sintió que unas manos lo sujetaron de los hombros con fuerza.

Poco a poco levantó la mirada, con el temor fluyendo por todo su cuerpo, y encontró a un hombre que lo miraba con confusión. El hombre estaba vestido todo de blanco y llevaba en la frente la cinta blanca simple, por lo que Jiang Cheng supuso que ese hombre no era un Lan sino un sirviente.

— ¿Qué haces aquí? — Preguntó el hombre con la voz cargada de sorpresa. — ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿Cómo entraste? ¿Dónde están tus protecciones?

Al decir aquello último, el hombre ya lo había tomado de los brazos y le había corrido las mangas para ver sus muñecas buscando algo. Jiang Cheng, por puro reflejo, hizo que el hombre lo soltara y trató de empujarlo, pero aquél hombre era más fuerte y más rápido y lo volvió a sujetar, quizás con más fuerza de la que debería porque Jiang Cheng se quejó de dolor.

Semillas de Loto || XiCheng FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora