El silencio entre ellos fue eterno, solo cortado por el ruido de sus propias respiraciones y por los latidos de su corazón.
Aun podía ver en los ojos del joven Jiang los restos de las lágrimas junto con esa expresión de confusión y enojo que se mezclaban de una manera encantadora. Sin dudarlo mucho, se atrevió a acariciarle la mejilla mientras esperaba una respuesta y lo sintió temblar en ese toque.
Él le había confesado sus intenciones, las reales y las cuales había estado guardando desde mucho tiempo atrás, esperando que el joven Jiang no lo rechazara porque si no, entonces no sabría qué hacer.
Secuestrarlo de vez en vez era divertido. El joven Jiang confiaba en él de esa manera en la cual confía alguien que sabe que no corre peligro, pero retenerlo contra su voluntad era algo que no le dejaría nada bueno.
Lan Xichen quería a Jiang Cheng con él.
Lo quería todo de él, desde la mente hasta el cuerpo. Quería su corazón y su alma. La sonrisa y los sonrojos. Quería despertar viéndolo a los ojos todos los días por el resto de su vida.
Lo quería todo y lo quería sin tener que forzarlo.
— No.
La palabra salió agresiva, demasiado fuerte en esa atmósfera de intimidad que se había formado a pesar de que solo fue un susurro.
Jiang Cheng se separó de él y el contacto físico se rompió. Lan Xichen sintió las manos vacías y la confusión abrumó su mente. Jiang Cheng había dicho "no". Lo había rechazado.
— ¿No? — La pregunta también fue un susurro. No había agresión o reclamo, solo confusión y tal vez un poco de dolor.
Lan Xichen se preguntó por un momento si era él quien había deseado demasiado ese momento y no interpretó claramente la intención tras la compañía del pequeño loto. No era la primera vez que lo rechazaban, pero esa vez se sintió diferente porque era Jiang Cheng el que lo había hecho.
— No. — Volvió a repetir Jiang Cheng antes de acercarse a él, quedando tan cerca que Lan Xichen pudo sentir su aroma. Era tóxico y embriagante. Nunca lo había sentido con tanta intensidad como en ese momento. — No puedo ser tu amante.
El señor del Inframundo quiso sujetarlo de nuevo, atraerlo a él, pero solo apretó las manos en un puño para contener el deseo.
— ¿Por qué? — Susurró Lan Xichen, tan cerca de él que solo se necesitaba un pequeño movimiento para besarlo y aún así, no lo hacía.
Jiang Cheng no se hizo para atrás, sino que ese bonito sonrojo se mostró en su rostro y el deseo de Lan Xichen por besarlo se hizo doloroso. Lo acababan de rechazar y él solo deseaba besarlo.
— No nací para ser amante, nací para ser líder. Seré el líder de la Secta Yunmeng Jiang así que, ¿dónde quedaría mi honor si me vuelvo tu amante?
Lan Xichen podía sentir el aliento de Jiang Cheng, el cual estaba mezclado con el vino afrutado que habían servido en la fiesta, acariciándole los labios. Era una tentación demasiado grande que parecía provocarlo con cada palabra que decía.
Debía alejarse de él pero no lo hacía, quería al menos tener esa cercanía e intimidad por lo que duraba aquél secuestro.
El sonrojo de Jiang Cheng estaba ahí, hermoso como siempre, pero Lan Xichen pudo ver en su mirada algo más que no supo distinguir y que le gustó ver.
Era como una invitación silenciosa para besarlo y al mismo tiempo, un reto.
— Tu honor. — El susurro fue acompañado de un roce tan suave en los labios de Jiang Cheng que Lan Xichen lo sintió temblar, pero aún así, Jiang Cheng no se alejó.
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Semillas de Loto || XiCheng FF
Fiksi PenggemarJiang Chen acompaña a Wei Ying en su viaje a Gusu solo por unas jarras de Sonrisa del Emperador, sin embargo, el alcohol y los lugares ancestrales no son una buena combinación, sobre todo si el lugar ancestral tiene una conexión directa con el Infra...