Ya no puedes ir, a-Cheng.

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Los cachorros estaban dando vueltas al rededor de sus piernas haciendo ruidos para llamar la atención de Jiang Cheng, pero por más que a-Cheng quería jugar con ellos, la presencia del señor del Inframundo junto a él, se lo impedía.

— Joven Jiang podría por favor explicarme una vez más, ¿Cómo es que los guardianes del Inframundo son unos cachorros?

El problema era que Jiang Cheng no tenía ni la más remota idea de cómo había pasado aquello.

Él estaba caminando por aquél palacio infernal, curioseando descaradamente todo lo que estaba a su alcance cuando llegó a la salida de aquél palacio.

Jiang Cheng celebró el haber encontrado la salida pero se dio cuenta de que no sabía cómo lo había hecho y aquello lo hizo ponerse de mal humor.

"Ese palacio es un laberinto y me odia." Pensó a-Cheng mientras estaba parado en a salida.

Quedarse parado ahí sería lo más prudente, su madre eventualmente llegaría y se lo llevaría a casa pero también era probable que su madre nunca más lo dejara salir de Yunmeng, al menos por los próximos 200 años, y aquello no era completamente de su agrado.

Y sobre regresar al Inframundo, ni hablar.

Entonces Jiang Cheng empezó a caminar, no era que conociera mucho sobre aquel lugar pero sabía que Wei Ying lo llenaría de preguntas sobre cómo era el Inframundo y a-Cheng pretendía darle algo a su amigo para ponerse celoso.

Mientras tomaba notas mentales de lo que había, que en su mayoría eran piedras y caminos, nada digno de mencionar, llegó a un lugar donde se escuchan gruñidos de perros. 

No estaba rompiendo ninguna regla que él supiera, solo estaba viendo y era un invitado/prisionero del señor del Inframundo, así que explorar no estaba tan mal.

Jiang Cheng dio un paso, luego otro y otro más, y llegó a dónde se escuchaban los sonidos de los perros.

Ahí realmente había perros pero eran criaturas enormes, feroces y con una apariencia aterradora que vigilaban que las almas que entraban al Inframundo no pudieran escapar.

Los animales que habitaban la tierra eran responsabilidad de los Nie, por lo que a-Cheng se preguntó si ellos había enviado aquellos animales tan feroces al Inframundo para ser los guardianes.

— No lo sé. — Jiang Cheng intentó parecer despreocupado, tal como lo hacía Wei Ying cuando se metía en problemas, pero era difícil teniendo al señor del Inframundo a su lado. — Solo intenté acercarme a ellos y acariciarlos, y de repente eran cachorros. Quizás se descompusieron.

Jiang Cheng se inclinó y recogió a uno de los cachorros que estaban cerca de él y lo abrazó, ignorando deliberadamente que el señor del Inframundo estaba en una especie de shock dónde mantenía la expresión amable pero que se veía demasiado rígida.

Nadie en su sano juicio acaricia perros infernales que podrían arrancarle la mano a cualquiera que no fuera su amo.

¡Menos convertirlos en cachorros!

— Joven Jiang, no creo que ellos estén descompuestos. — Comentó Lan Xichen con ese tono amable que obligó a Jiang Cheng a bajar al cachorro. — Pero creo que no puedo dejarlo solo o quizás cause destrozos en este lugar.

— Yo no causo destrozos.

Jiang Cheng estaba indignado por aquella acusación, pero Lan Xichen señaló a los miembros de la Secta Lan que estaban lidiando con las almas que pretendían huir de ahí ya que no había perros guardianes que los mantuvieran a raya, y Jiang Cheng desvío la mirada.

Semillas de Loto || XiCheng FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora