MARCAS EN EL CORAZÓN DEL REY

CAPÍTULO VII

La hora de partir a Maysan había llegado, decidí recorrer el castillo sola para poder despedirme de este lugar que fue testigo de amor que floreció en mi corazón y muchas veces levanto mis esperanzas en los peores momentos.

-Señora, está todo listo, ya podemos partir-aviso Sarah

Adiós Lacrontte, te extrañaré.

Subía a la carroza cuando una mano detuvo mi brazo y me bajo. Sabía quién era, su aroma y la sensación que mi cuerpo desprendía con su presencia me lo decía.

-Iré contigo.

Quede boquiabierta con los Magnus, había dicho.

-No podemos despedirnos aquí, no porque no se pueda, sino porque no quiero.-espeto prepotente.

-Entonces?- lo único que me ocurrió con la mente en blanco.

-Te acompañaré hasta Maysan, necesito más tiempo contigo, tan solo un par de días no fueron suficiente, necesito más!

Sin decir nada, me lance hacia él, lo abrace como si no hubiera un mañana, como si esto no estuviera sucediendo.

Magnus cumplió con su palabra, vino conmigo de vuelta a mi nación fueron los tres días mejores días, porque nos mantuvimos unidos más que nunca, verlo con el remo en sus manos en medio del mar, me recordaba a nuestros veranos siendo niños, cuando dábamos paseos en botes a escondidas de su madre durante horas.

Este tiempo me ayudo para darme cuenta de que esta sensación no la sentiría con nadie más, que aquel afecto y cariño que Magnus me daba y sentía era único en este mundo.

Estamos en nación Maysan-aviso el capitán.

Lo que había estado evitando no desear estaba por suceder. Bajamos tomados de las manos, mientras los sirvientes recibían mi equipaje.

-Magnus-capte su atención y la poso en mí-escúchame- lo mire fijamente- no sé si volveremos a vernos algún día, pero -lo que iba a decir me iba a doler- no quiero que me esperes, vive tu vida, enamórate y cásate con alguien que realmente ames, porque aunque nuestro amor no se efectuó necesito quedarme tranquila sabiendo que alguien te apoyara y acompañara en todo momento.

-No sé si después de esto, sea capaz de abrir mi corazón y darle tu puesto alguien más.

-Lo harás.- susurré.

-Ahora tú escúchame, sé que por momentos te sientes sola aunque estés rodeada de plebeyos, y sentirás la necesidad de encerrar tus sentimientos por el miedo de que los demás te vean débil, pequeña o incomprensible , pero no es así, a veces necesitas expresar lo que atormenta a tu corazón o mente para liberarte de esos sentimientos, no confías en muchos, lo sé, pero en los pocos que lo haces y que son leales a ti, hazlo, desahogarse o hablar de otros sentimientos no están mal, si son leales a ti y han estado para ti es porque se preocupan por ti, y quieren verte bien, y el escucharte no les darás una molestia, capaz en un inicio no te entenderán, pero buscaran la manera de hacerlo poco a poco con el fin de tu satisfacción y bienestar.

Asentí.

-Y cuando seas reina, aunque ya lo eres para muchos, no desconfíes de tus habilidades, eres alguien inteligente, racional, creativa, capaz de hacer demasiado, valórate y aprecia lo que haces, recuerda que verdadera persona que siempre estará para ti en todo momento serás tú. Y te necesito que también hagas lo mismo que tú me pides, encuentra al amor verdadero, sea un rey o un plebe asegúrate que lo sientas por él sea real y vive esa etapa sin temor a ser como eres o por lo que puede pasar, vive el presente.

-Rey, estamos por zarpar- aviso uno de los marinos.

-Te quiero.

Magnus me dio un leve beso en la frente y una sonrisa al separar la proximidad que habíamos creado para marcharse.

Aun en la orilla, a los lejos, podía apreciar la nave que llevaba a su reino al hombre que me dio un sinnúmero de sonrisas y suspiros. Porque, aunque ya no podamos estar juntos, me encargaría que mi corazón no se olvidara de él y lo tuviera presente en todo momento. El recuerdo de nuestro amor no lo olvidaría porque en mi corazón se marcó y sé que todos nuestros momentos vividos dejaron marcas en el corazón del rey.

FIN..........................................