Capítulo 8 , ;

548 57 9
                                    

" Prefiero estar de pie, mi dama, si eso no la disturba. "- susurró, teniendola a muy pocos centímetros

" Por supuesto que no lo hace, aunque es posible que tus piernas no soporten...mis cargas "- dijo juguetona, ladina, como sea que se pudiera describir ese tono de voz.

Elisa no sabía que iba a pasar y ya estaba temblando. Sus pechos estaban a la altura de sus ojos, y aquel escote no dejaba demasiado a la imaginación.

Pero, recordándose a si misma sus modales, se obligó a girar suavemente sus ojos hacia el rostro de la abadesa, que, por supuesto, no perdía ni un poco de lo que sucedía.

" Oh, cosita educada. Mira con libertad ahora, antes de que te la arrebate por completo "- Y la más joven se mordió el labio. Esperaba el primer paso de la otra mujer. Por supuesto, ella era su dama.

Y ella lo hizo. Sujetó su barbilla, mirando sus labios. Eran verdes; destacadamente, y contrastaban con los suyos, dorado más bien brillante.

" Pide lo que quieras. Dime cada una de esas sucias fantasías tuyas, dime como quieres que te tome y te haga mía. Lo haré realidad. "-

La umbra ignis podría haber llegado al pico solo con esas palabras. La rodillas izquierda de la madre superiora se había levantado a el punto que si Elisa se dejaba caer un poco, el rozamiento seria exquisito.

Sin embargo, ella se puso de puntillas, para estar algo más a su altura, y se acercó. Entonces el muslo de la mayor, que su unía a su pelvis, se levantó y se encontró con su entrepierna.

Elisa gimió, congelándose en el sitio. Si se dejaba caer un poco, estaría a completa merced de la crueldad de la otra.

Así que, optando por la opción más segura, dejó caer su cabeza en el cuello de la abadesa.

" Muérdeme. Los aldeanos decían que podías chupar sangre. "- murmuró; muerta de deseo. Cuando estaba llegando al convento por primera vez, aparte de calificar a la mujer mayor como bruja, también lo habían hecho como vampira sedienta de sangre.

" Así que los plebeyos van divulgando información así de mi... Condición.. Interesante. "- Dijo, dejando subir un poco más su muslo, aprisionando definitivamente a la chica.

" Usted no es humana, señora, El oro no debería habitar los ojos de ningún mortal. "- Dijo, siendo interrumpida por su propio gemido, al arrastrarse apenas un centímetro por su muslo.

" Bien. Realmente obtuve una buena chica aquí. "- Dijo casi para ella misma. - " ¿Quieres que te muerda? Lo haré con gusto, por favor. "-

Sus manos, antes inertes atrapándola contra la pared, ahora se posicionaron en sus caderas. La levantaron, y la obligó a sentarse sobre su muslo; suavemente.

A pesar de la ligereza del golpe, su nudo de nervios envió señales desorientadoras. Jadeó, bajo la risa traviesa de la otra mujer, que jugueteó un poco con ella sabiendo su sensibilidad.

Continuó haciéndolo , moviéndola suavemente arrancando suspiros ahogados de la chica, que se agarraba fuertemente al muslo que la llevaba.

El sol, ya caído detrás de las montañas, asomaba un poco todavía por la ventana. Si cualquier supiese lo que sucedía al lado de esa ventana...
Pero ya a ninguna de las dos le importaba.

Elisa dejó su cabeza en el hueco del cuello de la abadesa un momento, disfrutando del roce delicioso.

" Mi ama, por favor."- suplicó. - " No me haga esto. "-

" ¿El qué? ¿Esto? "- Con una sacudida la levantó en volandas y la golpeó duramente contra su pierna, provocando un pequeño cortocircuito en el cerebro de la joven.

Los juegos del diablo ,;  Lady Dimitrescu x femDonde viven las historias. Descúbrelo ahora