Capítulo 11 , ;

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" La fiebre es muy alta, mi señora. La situación no mejora y el frío le está pasando factura. "- Dijo en tono grave Rita.

Un suspiro pesado se apropió de los hombros de la madre superiora.

" No sé, Rita, ¿hay algo que podamos hacer? "-

" Hemos tratado con las infusiones para el catarro, las cataplasmas para la herida y nada; creo que Elisa llegó muy tarde y el organismo infeccioso ya había deteriorado su sistema inmune. Solo nos queda esperar y rezar. "- Susurró.

Lady Dimitrescu frunció el ceño mientras mordía su lengua. Acomodó los lirios que había en la pequeña mesa al lado de la cama y despidió a la enfermera con una pequeña señal.

Se arrodilló junto a la chica, y acarició su rostro con suavidad. Se veía tan en paz, dormida, luchando por su vida en aquella cama pálida.

Recordó las palabras de Rita, rezar. Se puso enferma. Como se suponía que iba el diablo a rezarle al Dios que traicionó. Sabía que a ella le habría gustado esa metáfora.

Salió de la enfermería dándole vueltas a tantas cosas.

Subió a su escritorio con la mente calmada, como una rabia fría antes de la tormenta. Allí la recibió Miranda.

" No tengo tiempo para tus acertijos. "- Cortó las palabras con un cuchillo muy afilado que era su lengua.

La mujer mayor rió y sonrió, casi sadicamente. La abadesa masticó el aire, esperando una respuesta, o quizás que simplemente se fuera sin decir una palabra.

" ¿Qué te pasa con esa niña, Alcina? "- Silbó.

" ¿Acaso no oíste lo que dije? "- Gruñó, dándose la vuelta para enfrentarla. Cara a cara.

" ¿Acaso olvidas quien eres, y quien soy? No me tientes, y no olvides tu modales. "- Casi parecía que Alcina era una humana de nuevo, y Miranda, su mentora, la regañaba por alguna estupidez.

La abadesa del convento suspiró de manera cansada, y se dejó caer en la silla del estudio.

" Mis disculpas, Madre Miranda. "-

"¿Qué pretendes hacer con la niña? Ambas sabemos que no sobrevivirá si sigue así. "- susurró mientras recolocaba su túnica negra y dorada.

" Es sólo una idea, pero, ¿no es transformarla una opción? "- Ya temía las consecuencias de sus palabras.

" Vaya, vaya. Y seguías negando tu fijación por la humana "- Dijo pronunciando esta última palabra con asco. -" Ni lo plantees, Alcina. "

" Pero, Madre Miranda; usted me transformó, déjeme hacer lo mismo con ella. "- resignada, afirmó, estaba desesperada, al límite de su paciencia por toda la situación. -" ¿Qué diferencia a mi yo humana de ella? "

La abadesa más mayor resopló, como si la respuesta fuera obvia.

" La niña humana solo es hermosa, querida. Hay miles como ella, si tanto te gusta su aspecto, busca otra. Tu me buscaste, mi conocimiento y mi aprendizaje. Esa humana es débil; lloriqueando para obtener tu atención. Despierta de una vez. "-

" Te equivocas, Madre Miranda. "- Dijo mirandola a los ojos. Las orbes doradas de ambas se encontraron en un duelo a muerte.

" La chica es valiente, desprecia todo lo que le han enseñado, no ve el mundo como blanco o negro, si no como una escala de grises. Escribe bella poesia; adora los seres vivos, es amable y honesta. No dudará jamás de alguien en quien confía; y tiene pensamiento crítico. "- Susurró, mientras Miranda escuchaba atentamente.

Los juegos del diablo ,;  Lady Dimitrescu x femDonde viven las historias. Descúbrelo ahora