Capítulo 147 El colapso de la capital (2)

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Un gigantesco pájaro azul apareció mientras cientos de rayos caían del cielo.


El pájaro del trueno, a quien Iron no había visto en mucho tiempo, finalmente apareció en medio de una tormenta de relámpagos.


―Trueno...


Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron, por lo que Iron no pudo evitar sonreír ante su aparición inesperada. El pájaro del trueno también lloró felizmente mientras se deslizaba sobre Dos Lunas y el fénix. 


La bestia divina parecía complacida de verlo también.


Mientras tanto, el ser que Molina convocó finalmente completó su forma y esparció energía de muerte.


¡Grrrrrr!


El extraño gruñido señaló el ascenso de otros seres del suelo. Eran los muertos vivientes que los humanos conocían demasiado bien.


El sacrificio del Cuerpo de la Muerte creó el Ejército de Hueso que se arrastró desde el suelo.


―Tengo que... arriesgar mi cuello.


El Comandante Leopold se acercó a Iron con una expresión pesada en su rostro.


Podría haber sido posible detenerlos si él estuviera en las mejores condiciones. Sin embargo, Leopold estaba gravemente herido en este momento. Incluso el Ejército Central era solo menos de la mitad de su fuerza original.


―Es el infierno.


Iron miró al Ejército de Hueso que iba a atacarlos con amargura.


Los soldados esqueléticos siguieron avanzando a pesar de que sus huesos se estaban derritiendo por el abrumador poder sagrado que estaba emitiendo.


(¡Chack! ¡Chack!)


¡Kiyaaaaaaack!


Los soldados esqueletos chillaron fuertemente mientras corrían hacia ellos.


Las expresiones de los soldados se distorsionaron al escuchar sus gritos. El Sonido de la Muerte podía expresar vívidamente cuánto dolor habían sufrido durante su vida. 


Iron también pudo escucharlo.


―Mierda.


También sintió los sacrificios que hicieron y las cosas irracionales que habían experimentado en sus vidas a través de sus voces, pero la expresión de Iron no cambió ni vaciló.


Los gritos y aullidos que habían sentido a través del sonido de la muerte eran desesperados. La injusticia, el dolor y el sufrimiento probablemente fueron inolvidables y no pudieron dejarlo ir incluso después de morir.

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