Frente a frente ambos quedábamos, el salón exaltado se escuchaba a la distancia... pero eso no importaba ahora. La ira y la valentía acunaba nuestros ojos.
Tome con fuerza su camisa jalándola hacia mí, el suspiro entrecortado adorno aquel salón, estaba muy mal, la ira era partidaria de mi cuerpo, a mis ojos ella era la enemiga y el cuerpo lo sabía.
Mi puño actuó por cuenta propia levantándose para golpearla.
-Hazlo John, si crees que esto es lo correcto entonces ¡Hazlo! ¡Golpéame como a todos los demás, desahógate! -
-Eres tan cobarde, siempre huyendo de ti mismo cuando fuiste el único que me enseño a enfrentar mis problemas...-
-¡Lastímame como a todos los demás!-
Mi cuerpo comenzó a temblar, no lo sabia en ese momento, pero mis acciones tendrían sus consecuencias y con ello perdería todo lo que alguna vez ame.