TRES

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—Oh... Hola, ¿buscas a Hyeri?

Ni-ki se quedó mudo. Por el simple hecho de que era Rena quien había abierto la puerta en ese momento. De seguro estaba actuando como un estúpido, porque la sonrisa divertida en el rostro de la chica le demostraba que toda esa situación era extraña.

—Eh, s-sí, ella me ayudará a estudiar para la clase de idiomas —respondió casi en un murmulló.

—Pues, al parecer se le olvidó decirte que hoy era su cita con el ortodoncista... —le hizo saber, aunque a Ni-ki eso le importaba una mierda.

—Bien... Supongo que volveré otro día.

Se despidió con una tonta reverencia y se dio la vuelta para irse de ahí, pero sorpresivamente, la chica lo detuvo.

—Yo puedo ayudarte a estudiar.

El corazón del chico dio un salto de emoción, ¿estaría a solas con Rena, en su propia casa?

—¿En serio? —ella asintió como respuesta— Realmente no quiero molestarte...

—No es una molestia, al contrario, creo que seré de más ayuda que mi hermana. No se como accedió a ayudarte a estudiar idiomas cuando ni siquiera domina el inglés y reprobó la clase de francés.

Ambos soltaron una risa después de aquel comentario. Rena se hizo a un lado indicándole al chico que podía pasar, Ni-ki se adentro a la casa mientras la chica cerraba la puerta tras de ellos y lo guiaba hasta la sala de estar. Lo cierto era que, Ni-ki hablaba tres idiomas perfectamente, y el hecho de que su pequeño plan para estar cerca de ella haya resultado mejor de lo que había esperado, le hacía saber que debía actuar como si realmente no supiera nada.

Rena explicaba todo con detalle, los verbos, los tiempos y también daba ejemplos detallados. Era demasiado entretenido e hipnotizante escucharla hablar, verla tan concentrada en lo que hacía y en cómo podía ver un poco de piel gracias a la blusa corta que llevaba puesta, cosa que desviaba toda la atención de Ni-ki hasta los pechos de la chica, quien ni siquiera notaba la mirada tan hambrienta y depravada del adolescente en ese momento.

—Vaya, aprendes rápido, Nishi —la piel de Riki se erizo al escucharla llamarlo por ese apodo, incluso su estómago se había revuelto y no de una mala manera—. Creo que aquí termina tu clase, espero haber sido de ayuda.

—Lo fuiste, muchas gracias.

La chica sonrió enternecida al ver las mejillas rojas del chico, quien en realidad, estaba avergonzado por el creciente bulto entre sus piernas que no podría seguir ocultando si no se iba de ahí de una vez por todas.

—No fue nada. Si necesitas ayuda, solo dímelo y podríamos juntarnos de nuevo.

El chico asintió, aceptando y agradeciendo por su oferta de ayuda. Y en ese momento necesitaba ayuda... Pero para otra cosa, en realidad.

𝐏𝐒𝐘𝐂𝐇𝐎 | Nishimura Riki ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora