〔 Epílogo 〕

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Epílogo

Ni-ki se había acostumbrado a que las personas murmuraran a sus espaldas que ese día en específico no le importó demasiado recibir más miradas de lo normal

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Ni-ki se había acostumbrado a que las personas murmuraran a sus espaldas que ese día en específico no le importó demasiado recibir más miradas de lo normal... Y que las personas mencionaran su nombre más de lo acostumbrado. Camino por los pasillos con las manos en sus bolsillos, con su típico semblante serio y aburrido. Realmente no tenía ni la menor idea de todo lo que estaba sucediendo en ese momento.

No hasta que ese par de chicas se acercaron a él.

—Hola Riki...

Le dio una mirada de reojo a Eunchae, una de las chicas que se habían acercado a él con expresiones apenadas y afligidas.

—Hola.

—Solo queríamos decirte que lo sentimos mucho.

El japonés cerró la puerta de su casillero, dándole una mirada confundida a la chica, quien realmente parecía que en cualquier momento se rompería a llorar.

—¿Lo sientes? ¿Por qué? —preguntó confundido.

—¿Cómo que por qué? —Kazuha se veía realmente molesta e indignada— ¡Pues porque...—

Pero antes de que la chica pudiera terminar de decir aquella oración y de que Ni-ki pudiera reaccionar, Jake había estampado su puño en el rostro del chico. Las personas comenzaron a amontonarse al rededor.

—¡¿Qué mierda te pasa?! —gritó Ni-ki, mientras se limpiaba la sangre de su labio.

Jake estaba histérico, desesperado... Perdido. Enojado. Sentía un lió de emociones en su pecho y no podía pensar con claridad. Sus ojos estaban hinchados, y las lágrimas que en ese momento salían de sus ojos, se sentían como fuego que rodaba por sus mejillas.

—¡Eres un puto asesino! —gritó, destrozado— ¡Tú la mataste! ¡Por tu culpa...! Por tu culpa... Ella, ella solo...

Jake se derrumbó en ese momento, mientras sollozaba desesperado, sintiendo como todo se venía abajo. Como si todo fuera una mentira... Una pesadilla de la que simplemente no podía despertar.

—De que... ¿De que mierda hablas, Jaeyoon? —preguntó, en un tono casi inaudible.

Pero Jake ni siquiera tenía la fuerza para formular una sola palabra, como si en cualquier momento estuviera por ahogarse en su propio llanto.

—Rena está muerta, Ni-ki.

Muerta.

Pero entonces recordó las palabras que ella le había dicho exactamente un día antes. La manera tan delicada en la que había besado su mejilla, la mirada tan llena de amor que le había dado... Esa había sido su despedida. ❛ Te amo... Realmente lo hago ❜... Esas habían sido sus últimas palabras.

Ni-ki comenzó a sentir como todo a su alrededor daba vueltas. Como si todo comenzara a pasar tan rápido que su cabeza no era capaz de comprenderlo.

Muerta. Rena estaba muerta.

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Ni-ki se sacudió las manos una vez que dejó las flores sobre la lápida frente a él. Limpió un poco la tierra que comenzaba cubrir el nombre tallado en el mármol y tomó asiento en la orilla de este. Tan solo habían pasado cuatro meses desde que Rena había muerto, y esa era la primera vez que iba a visitarla.

Lo último que había sabido acerca de Hyeri y su padre, era que se habían mudado a Japón unas cuantas semanas después de sepultar a Rena. No sabía absolutamente nada de ellos... Y tampoco quería hacerlo. Después de todo, era un poco evidente el hecho de que ellos tampoco querían saber nada de él.

Aún recordaba perfectamente las palabras de SunHo, esas que le había dicho antes de echarlo casi a patadas frente a todo el mundo del funeral de la chica: ❛ —Vete de aquí antes de que cometa una locura, Riki. Lárgate antes de que me olvide del hecho de que eres un mocoso... ¿Cómo te atreves a estar aquí después de que por tu culpa mi hija está muerta? ❜

A pesar de que no le había permitido despedirse, tan solo hizo caso a las palabras del hombre y se marchó de ahí, sin decir nada más. No se sentía culpable. ¿Por qué debería de hacerlo? No había sido él quien le había obligado a hacer lo que hizo... ¿Verdad? No había sido él el culpable de que Rena decidiera acabar con sus problemas de una vez por todas, ¿verdad?

No había sido él quien había arruinado su vida por completo... Haciéndole creer que su sufrimiento sólo acabaría si terminaba con todo eso de una vez por todas. Ni-ki no era un asesino. Entonces, ¿por qué se sentía como uno?

Perdió la noción del tiempo, no fue muy consciente de todo el rato que estuvo solamente ahí... Leyendo una y otra vez el nombre de la chica a la que había creído amar con su vida entera, mientras finalmente lloraba su ausencia y aceptaba que jamás volvería. Todo es mi culpa, se dijo a sí mismo.

Si él tan solo le hubiera dicho que también la amaba... Si él tan solo le hubiera prometido que cambiaría, que todo sería mejor... Tal vez ella aún seguiría a su lado. Ni-ki no lloraba. Nunca lo hacía. Llorar solo era para las personas débiles, y él no lo era... Pero en ese momento, algo dentro de él se había roto.

—Te amo Rena... Por favor, perdóname —escondió su rostro entre sus manos, mientras se permitía sollozar y sacar todo lo que llevaba dentro—, nunca quise lastimarte. Tenías razón, soy un monstruo... Arruine tu vida, y por mi culpa ya no estás aquí. Daría todo solo para poder decirte que te amo, que realmente lo hago. Perdóname.

Jake tenía razón, Hyeri tenía razón, SunHo tenía razón... Todas las personas que lo señalaron tenían razón. Era un puto asesino.

Tal vez debía experimentar su dolor, tal vez debía sufrir de la misma manera que ella lo había hecho para perdonarse a sí mismo. Tal vez debía acabar con su vida de una vez por todas... Tal vez de esa manera dejaría de ser un problema para todo el mundo.

Tal vez de esa manera finalmente tendría una nueva oportunidad. ¿O...?

O tal vez simplemente no valía la pena... Tal vez simplemente él no era el culpable de que Rena siempre haya sido una cobarde inútil.

Tal vez ella siempre fue el problema. Tal vez Ni-ki debería de dejar de sentir culpa por una chica que no lo había valorado y había preferido acabar con su vida antes de pensar en él.

Entonces, su llanto de tristeza había sido remplazado por las lágrimas que ahora salían con rabia y enojo.

—Espero que te pudras en el maldito infierno, Lee Rena.

Tal vez Ni-ki solo pensaba en sí mismo. Tal vez nunca había estado realmente enamorado. Tal vez Rena nunca había valido realmente la pena.

𝐏𝐒𝐘𝐂𝐇𝐎 | Nishimura Riki ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora