cap 1

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Veinticuatro horas tiene el día y el lleva dos y ya quiere volver a dormir, que difícil es empezar el día a las seis de la mañana cuando te acostaste a las tres mirando tu dorama favorito, pero qué más da, pensaba Jimin tomando su segundo café con leche sin azúcar.

Pasaban las personas una tras otra, aburrida, esa era su vida, ¡aburrida!

Solía tomar el autobús cerca de su casa, a duras penas se subía peleando con todos al subir para alcanzar un puesto, pegada la cara a la puerta ufando maldiciones.

Cómo todos los días llegaba a su querida urgencia, llena de cosas nuevas cada día, la amaba,  amaba su trabajo, pelear con la gente (pacientes) era su deleite.
eran un grupo bien unido.

—Hola loquillo ¿cómo estuvo tu noche?

—Horrible, no pegue un ojo toda la noche, a veces pienso que la gente viene porque se siente sola— ambos rieron, aunque sea verdad.

—¿Qué te queda?—Pregunta Jimin.

—Sólo un viejito con dolor de estomago, ya pagó, así que eso sería todo, me voy a ver a las niñas deben estar despiertas ya.

—Envíale mis saludos a las niñas. Descansa.

Y así empezó el día laboral, llegaron todos a saludar, en eso llega su amigo Kim Taehyung Ufff el era un caso pero lo amaba con todo y sus locuras

—¿Cómo estás?— Pregunta Tae todo risueño y cojeando.

— No tan bien como tú al parecer— Dice jimin —Cuenta... ¿cómo te fue anoche con tu perverso camionero de segunda?

—Solo me lo folle un par de veces y luego me lo volví a follar, ese hombre me vuelve loco. Bueno el me follo pero es lo mismo ¿no?

—Para,  ¡por favor! No quiero saber de tus aventuras, menos de tus posiciones y jadeos, basta Tae.

—Te falta sexo amigo.

—No gracias ... estoy bien así ... solito...

Tenía la aplicación en el computador para poder escuchar música, porque sin música no se trabaja, no se come, no se vive, puso su grupo favorito y colocó pied piper de Bts ... ufff que bueno sería conocer a un hombre así que te diga que te vayas y que luego te obligue a quedarte con sus bellos encantos, estaba convencido que esa canción era una especie de embrujo... adoraba esa canción, recordaba cuando la colocaba a todo volumen en casa y se dejaba llevar con la música a alto volumen ¡Que sensación más exquisita!

Jimin volvió a la realidad cuando Tae venía con su tazón de café medio frío a contarle que llegarían nuevos internos de enfermería. Rodó los ojos — ¡otra vez!

Pasó el día, entre ingresar, hospitalizar y pelear con los casi doscientos pacientes, un largo y ajetreado día.

Salió nuevamente del trabajo, tomó el bus a su casa casi muerto, escuchando su música y tratando de entender un poco de todo lo que escuchaba. Hace poco había empezado a hacer un curso de hangul para comprender un poco más de esta cultura asiática que amaba.

Llegando a casa se cambió de ropa y calentó un poco de ramen. Termino de comer, hizo un poco de ejercicio, se baño, cepillo sus dientes y a acostarse.

Pequeñas gotas empezaron a chocar en la ventana haciendo presente esa tristeza que no quería escuchar. Colocó sus audífonos y subió el volumen, sabía que estaba mal dormirse así pero solo la música callaba esos pensamientos de
nostalgia y soledad que se habían estado presentado hace un par de semanas, suspirando, se durmió.

Otro día más, en oscuridad apago la alarma, con tristeza abrió la cama y estiró cada músculo del cuerpo.
Primer café de la mañana.

Llegando al trabajo se topó con todos reunidos en la admisión, ¿algo había pasado en la noche? Tae se acercó para contarle.

UrgenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora