Tokyo Sin Revengers.

4.

Conversación.

Takemichi estaba de camino a casa, pero se detuvo en medio camino para comprar una lata de refresco en una máquina expendedora, antes de abrilar y beberla, la presiono contra el lado derecho de su cara, estaba rojo y un poco hinchado, dejó salir un pequeño quejido de dolor y suspiro, abrió la lata y en ese momento escuchó el sonido de una motocicleta, al ver de quien se trataba era Akkun, Atsushi Sendo.

—Ey.

—Que tal.

—Fue una buena pelea.—dijo Akkun.—Te hirieron bastante.

—No es nada nuevo.

—Hm.—Akkun entró unas monedas en la máquina y una lata cayó.—Nunca nos dijiste que te mudaste.

—Fue repentino, lo sé.—dijo.—Teníamos prisa.

—Me lo imagino.

Akkun sacó una caja de cigarrillo y le pasó uno a Takemichi, con su encendedor prendió los cigarros de ambos. Los dos muchachos calaron con suavidad el humo.

—A pasado mucho tiempo, eh.—decía el pelirrojo.—Todavía me acuerdo cuando éramos niños, probamos nuestros primeros cigarros.

—... Si.

—Se los quité a mi padre a escondidas, él pensó que se le cayeron.—sonrió, nostálgico.—Que locura. Fue divertido ver su cara.

—Hicimos muchas tonterías en ese entonces.—suspiro y sonrió.—Éramos un par de niños tontos.

—Si, un par de idiotas sin nada que hacer más que molestar.—dijo.—No es como que mucho haya cambiado, por lo que veo.

—Puedo decir lo mismo.—bebió de su refresco.—No creí que estarías con la Tokyo Manji. Pensé que no te interesaban las pandillas.

—No, no lo hacían. Y todavía no me interesan mucho.—aclaró.—Me gusta más montar mi moto con mis amigos, eso es todo.

—Así que los demás están ahí también.

—Takuya Yamamoto, Makoto Shuzuki y Kazushi Yamagishi, pues si, todos están ahí.

—Estoy sorprendido.

—Bueno, tuvimos que hacer algunos cambios. Yo me uní más por ellos que otra cosa.

—Me sorprende más que el sabelotodo de Yamagishi esté en una pandilla.—mencionó.—Tan cobarde que era.

—Hasta yo me sorprendí.

—Hablando de eso...—miró la moto de Akkun.—¿Esa no es la Suzuki GS-650?,¿dónde la conseguiste?

—Se la compré a un superior. La vendió por 240,000 yenes.

—Barata, para lo cara que es.

—Estaba malgastada. Me parece un buen precio para todos los años que duró con ella.—explicó.—¿Te gusta?, tuve que hacerle algunos arreglos.

—Se ve bien. Debe ser muy rápida.

—Me pone los pelos de punta.—bromeó.—Veo que tú sigues con el regalito de Hanma.

Takemichi miró la Honda CB650, la cual le pertenecía a Hanma antes.

—Le hiciste algunos cambios.

—Solo le cambié la pintura, puse algunos stickers y le puse un nuevo sillón.—dijo.—Pensé que no se notaría.

—Admito que me costó reconocerla.—dijo.—Supongo que lo extrañas, digo, para que tengas su moto.

—Nah.—sonrió.—Solo es un pequeño recuerdo. No es como que está cacharra sea tan importante.

—¿Creés que Hanma se vuelva loco si ve lo que le hiciste a su moto?

—A ese tipo de importa todo menos su moto, créeme.

—Si, tienes razón.—resoplo.—... Pensar que antes éramos él, tú y yo.—mencionó.—Ese tipo nos metía en muchos problemas.

—No es como que nosotros no hayamos hecho lo mismo...

—Pero Hanma estaba desquiciado.—exclamó.—Bueno, tú debes saberlo mejor que nadie. Eras muy cercano a él.

Takemichi lo pensó por unos segundos.

—Supongo.

—¿“Supongo”?—rió por lo bajó.—Andabas con él de aquí para allá.

—Él siempre me buscaba.

Akkun suspiro.

—Al final él mismo cabo su tumba después de lo que hizo.—mencionó el pelirrojo.—Escuché lo que pasó, fue bastante jodido.

—... No es que me moleste pero... Preferiría no hablar de eso.

Akkun comprendió de inmediato y soltó el tema.

—Deberías venir a la reunión de está noche. Será en el parque a la madrugada.

—No me interesa.—replicó.—No quiero tener nada que ver con bandas otra vez.

—Dices eso pero no paras de meterte en problemas.—regaño, recordándole lo que pasó antes con Osanai.—Te lo digo por tu bien, créeme, si es cierto que delataste a Hanma, no creas que él se quedara de brazos cruzados.

—Que haga lo que quiera.—tiró el cigarro al suelo.—Lo estaré esperando.

—Takemichi, piénsalo bien.—recomendó.—Ya sabes donde será, solo recapacita. Ahí estoy yo y los demás, puedes contar con nosotros.

—...

—Pero es mejor que seas parte de la pandilla, eso nos hace familia y podremos protegerte mucho mejor.

Akkun se subió a su motocicleta y encendió el motor.

—Nos vemos.

Akkun se había ido, dejando con dudas a Takemichi, quien no sabe que hacer exactamente a esté punto. Si Hanma sabe dónde se encuentra y sabe lo que pasó, es obvio que irá tras él, Takemichi no sabrá que hacer hasta entonces puesto que ese hombre es igual de impredecible que él.

De alguna manera, tiene miedo, y de lo único que puede aferrarse, es de esa motocicleta que se mantiene como un recuerdo de ese tipo. Un pequeño recordatorio de lo que pasó ese día.