Copeco patrocinaba diversos acontecimientos sociales en Dallas. En aquella ocasión, se había organizado una exhibición de equitación. A Yong le encantaba tomar parte en ese tipo de eventos. Aquél en particular era una competición no oficial para niños de entre ocho y diez años, donde se les daba la oportunidad de demostrar su destreza en la monta y en el salto.
Desde su llegada, Yong había echado el ojo a varios jinetes que le habían parecido muy buenos. Antes de que empezara la siguiente ronda, decidió bajar al paddock para conocer en persona a algunos de los jóvenes competidores y a sus caballos.
A todos los jinetes se les asignaba un número para competir. Siempre se había hecho así, para evitar favoritismos. Yong se había quedado con la actuación del número nueve. Cuando localizó al jinete que llevaba el número a la espalda, se le acercó con naturalidad.
—Hola —saludó Yong .
—Hola.
—Lo has hecho muy bien hoy —alabó Yong .
—Gracias, pero casi le doy al último obstáculo en el último salto —repuso el jinete, mientras se quitaba el casco. Inmediatamente, una sedosa melena oscura le cayó sobre los hombros.
—Tendrías que cogerte una coleta —le aconsejó Yong a la niña.
—Ya, lo sé, pero así sudo más.
—Yo también lo llevaba suelto —admitió Yong con una sonrisa. Amanda miró a la mujer, intrigada.— Tú montas?
—Bueno, he hecho mis pinitos. Me llevé unos cuantos premios a cambio de los chichones y cardenales —dijo Yong , con una sonrisa radiante.
—Y podrías darme algunos consejos sobre el último salto?
—Bueno, de hecho, sí...
Las dos compararon sus notas entre risas. Jun , que estaba de camino al paddock, las vio y se paró en seco. Con una sonrisa, dio media vuelta y se fue hacia otro lado.
Byul se sentó en las gradas justo cuando los jinetes empezaban a salir en el orden de participación. El número nueve emergió de las puertas con entusiasmo.
Byul notó enseguida la diferencia de postura: era como si Amanda hubiera cobrado vida a lomos del caballo. Se arriesgaba más en su rutina e imprimía más velocidad a los saltos. Byul supo instintivamente que algo había cambiado.
En el último salto, Amanda apenas logró mantenerse en la silla y, en cuanto el animal completó el salto, la joven jinete cayó al suelo.
Byul echó a correr de inmediato. Varias personas más habían saltado las vallas y se apresuraban hacia la arena para atender a la jinete. Yong , que había estado observándola de cerca, fue la primera en llegar junto a la niña.
—Eh, pequeña, estás bien?
Yong la tocó en el hombro con delicadeza. Amanda se volvió e intentó sentarse.
—Sí, creo que sí.
A continuación dos comisarios de pista llegaron y enseguida apareció Byul, que se arrodilló junto a su hija.
—Mandy, cariño, no te muevas —Byul temblaba visiblemente—. Vamos a esperar al médico.
—Respira hondo. Te duele algo? —le preguntó Yong , mientras le palpaba las extremidades.
Amanda negó con la cabeza.
—Creo que está bien. Sólo se ha quedado sin respiración, eso es todo.
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POR AMOR (adaptacion Moonsun)
Fiksi PenggemarBienvenidas a un mundo donde el petróleo es amo y señor, la pasión se impone a la razón, y las gentes viven bajo la constante amenaza de guerra civil. Un mundo donde Kim Yong sun se mueve como pez en el agua. Al contrario que Moon Byul , cuyo marido...