Fin (2/2)

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¡Buenas! Acá su compa el inmortal resucitando otra vez ... Había perdido la contraseña de esta cuenta, así que por eso no pude conectarme aquí, pero basta de cháchara, ¡vamos con el final! (Y posiblemente el capitulo mas largo de todos, les aconsejo una buena playlist triste, botana y ganas de leer todo seguido)

•••

Vemos a tres chicas corriendo dirección al hospital, una de don floral, otra de don auditivo y otra con el don de ma clonación, todos saben quienes son, sino, ¿porque están aquí?

Rápidamente habían llegado a la zona central del encanto, donde estaban la mayoría de negocios, entre ellos, los de la medicina, desde chamanes hasta científicos, y ahí vemos a las tres mujeres, sin saber donde ir.

— Bien ... ¿Y donde vamos? ... — Pregunto la de don auditivo.

— Pues al médico! — Respondió la de donde floral.

— Si, pero, ¿cual de todos? ...

Las tres miraron a los tres negocios abiertos a esa hora, dos con cierto tinte místico en su fachada y otro con mas cosas medicas, mientras las dos madrigales mayores decidían, la tercera veía todo moviéndose de un lado a otro, agarrando su cabeza con la yema de sus dedos.

Ahora la pregunta del millón, ¿donde estaba el camaleón?

Si, Camilo, la explicación sencilla, el tío Bruno lo detuvo de ir, cosas del destino y así, así que, volviendo con las protagonistas.

— ¡Ya fue, vamos a este! — Dijo ya enojada la de flores, agarrando de la muñeca a la aparentemente embarazada Mirabel y de la mano a la de don auditivo, la cual aprovecho para entrelazar sus dedos.

¿A donde fueron? Al que tenia mejor aspecto, uno de los negocios con flores y diversos cristales en el expositor, al entrar, un hombre se le hizo ciertamente conocido a la de cabello enrulado.

— ¿Diego? — Pregunto Mirabel, aguantando una arcada.

El mencionado giro, poniendo una sonrisa capaz de deslumbrar al mismo sol, quien fue a ayudar a Mirabel a sentarse en el recibidor, mirando su estado.

— Buenos días Mirabel, es un gusto volverte a ver, señoritas Madrigal, un gusto — Saludo cortésmente el musculoso hombre — En un momento mi madre las atenderá, si quieren les puedo traer un té o un café

— Un té para Mirabel y un café para Dolores, a mi agua, por favor — Dijo de forma autoritaria sentándose al lado de Mirabel, Dolores estaba al otro lado, mirando fervientemente a la de flores.

— Grrr me encanta cuando se pone así ... Digo, ¿que? ...

— ¿Uh? ... ¿Dijiste algo Dolores? ... *¡Blurp!*

— Nop, nada de nada, tu preocupate por el mini madrigal que llevas

— Aun no se sabe, simplemente estoy ... Enferma, si ...

En eso llego el joven con su irrompible sonrisa en su rostro, cargando una bandeja entre sus manos, entregando las bebidas solicitadas por la Madrigal floral.

— Es extraño ver a una Madrigal por aquí, pensaba que por la magia del encanto nunca se enfermaban — Dijo el hombre curioso por la respuesta.

— Y yo pensé que trabajabas en el otro negocio jaja — Dijo Mirabel tomando de a pequeños sorbos el té de manzanilla.

— Oh, si, suelo trabajar ahí ayudando a mi padre cuando no puede estar ahí, pero por las mañanas ayudo a mi madre aquí junto a mi herma-

— ¡Diego! ¿donde dejaste la caja de fósforos? Sabes que mamá no puede trabajar sin sus velas

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⏰ Última actualización: Feb 01, 2023 ⏰

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Un beso prohibido | Mirabel × CamiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora