Hyukjae estaba sentado en el sillón frente al escritorio de su padre, su madre estaba en una esquina y solo lloraba después de haber escuchado lo que él hombre lo había descubierto haciendo con Donghae, era clara la decepción en los ojos de ambos.
—Vas a irte a los Estados Unidos a vivir con Sora, ella se va a encargar de ti y yo le enviaré el dinero para que pague tu escuela y luego la universidad. —
Escuchar sus palabras lo hizo levantar la cabeza de golpe.
—Pero... yo no quiero irme. —
Un fuerte golpe en el escritorio de madera lo hizo saltar en su lugar.
—¡Esto no se trata de lo que quieres, Hyukjae! Soy tu padre y harás lo que te diga, no vas a traer vergüenza a esta familia y te quiero lejos, eso te servirá para pensar en lo que has hecho y espero no lo hagas de nuevo. Eres mi hijo, y no vas a ser un... un desviado. —
—¡No soy un desviado! ¡Amo a Donghae y eso no tiene nada de malo!—
Su madre se acercó a él totalmente enojada, aún con lágrimas en los ojos y le propinó la segunda bofetada de la noche.
—No le hables así a tu padre ¿que no tiene nada de malo? No es natural, Hyukjae. Lo que has estado haciendo con Donghae no tiene perdón de Dios. —
Hyukjae no fue capaz de decir nada más ¿que podía hacer él? Solo tenía dieciséis años, dependía de sus padres en todo sentido, no había terminado de escuela y le gustara o no, tendría que hacer lo que sus padres quisieran.
—Te irás mañana mismo. Llamaré a Sora para avisarle, ella va a recibirte en el aeropuerto al llegar, es todo. Ve a tu habitación y prepara tus maletas. —
Sintiéndose derrotado y con el corazón roto salió del estudio con lágrimas en los ojos, sabiendo que nunca más vería a Donghae y lo que era peor... No tenía idea de lo que iba a pasar con Donghae ye preocupaba mucho más que el castigo que sus padres le estaban imponiendo.
Cuando pasaba hacia su habitación, vio a la madre de Donghae entrar al estudio de su padre y sin necesidad de ser demasiado listo o ir a escuchar tras la puerta, sabía que sus padres iban a echar a la señora Lee y a Hae a la calle.
Horas más tarde, estando frente a su cama llena de ropa y la maleta a medio llenar, Hyukjae solo podía llorar y preguntarse ¿por qué amar a Donghae estaba mal? Por más que lo pensaba no lo entendía.
¿Por qué Dios tenía que perdonarlo por amar a Donghae? Para él no era un pecado, no era una enfermedad como lo habían hecho sonar sus padres. Donghae era la persona más maravillosa del mundo y Hyukjae lo amaba por eso, no por ser hombre o mujer. Se había enamorado de su ser, se su esencia... lo demás no importaba.
Y ahora tenían que irse, se sentía inútil e impotente por no ser capaz de hacer nada, pero ¿que podía hacer un adolescente? ¿Pedirle a Donghae escapar? ¿De qué vivirían? Por más que intentase encontrar una solución, no había ninguna.
Desviando la mirada hacia él reloj en su mesa de noche notó que eran las doce en punto de la media noche, la hora en que siempre Donghae se escabullia a su habitación para dormir con él.
No pensó que lo haría esa noche, así que siguió empacado sus cosas. Justo cuando estaba cerrando la maleta ya lista, la puerta se abrió y apareció el castaño.
Estaba en pijama y tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar.
—Hae... —
Sin pensarlo corrió a abrazarlo, pero este no le devolvió el abrazo. Donghae solo fijo la mirada en la maleta sobre la cama.
—¿Te vas? —
Su voz estaba llena de dolor cuando hizo aquella pregunta, Hyukjae sintió nuevas lágrimas deslizarse por sus mejillas cuando rompió el abrazo y lo vio directo a los ojos.
—Lo siento, Hae... no soy capaz de hacer nada por nosotros. Mi padre me ha enviado a vivir con Sora a los Estados Unidos. —
—No vayas, Hyuk. No me dejes así, ven con mi madre y conmigo. Vamos a volver a Mokpo, se que te va a gustar y podemos seguir juntos. —
Hyukjae sonrió ante la idea, pero sabía que aquello no era posible.
—Lo haría, te juro que lo haría. Pero eso sería más problemas para tu madre, Hae. No puedo irme con ustedes... te juro que voy a volver en cuanto termine la escuela ¿si? O... le pediré a mi hermana que me ayude a llevarlos a ti y a tu madre a América más adelante. —
Donghae negó sabiendo la realidad de las cosas.
—Sora es muy buena, pero ella no va a enfrentarse a tus padres por ayudarnos. Eso también es imposible. —
—Donghae... —
—No... lo mejor es despedirnos, Hyuk. Vas a conocer a alguien más, una chica de la que te enamores y con la que puedas ir por la calle de la mano sin que te juzguen. A la que vas a pode besar sin buscar donde esconderse y presentarsela a tus padres... no arruines tu vida por mi. —
—Amarte no va a arruinar mi vida, no digas eso. Solo... esperame, encontraré la forma de volver. —
El castaño le dedicó una mirada triste y llena de resignació, colocó las manos en sus mejillas y dejó un beso suave en sus labios.
—Sigue con tú vida, Hyukjae. Y sé feliz. —
—Hae, no... escúchame. —
Hyukjae trató de detenerlo pero Donghae corrió fuera de la habitación sin querer escuchar nada más de su parte. No más disculpas, no más despedidas. No más hablar de lo que no podían hacer.
Para Donghae, Hyukjae sería capaz de luchar por lo que tenían si quisiera pero el miedo a su padre no lo dejaba hacerlo y prefería obedecer e irse lejos que enfrentarse a él.
Se iría a Mokpo con su madre en la mañana y solo se enfocaría en su futuro, ya no tendría las cosas tan fáciles y su madre lo necesitaba para ayudarla, eso era lo que le importaba en aquel instante.
Su dolor debía quedar atrás, su amor por Hyukjae quedaría como un secreto buen guardado entre las paredes de aquella casa.
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Luchando por su amor (Eunhae)
RandomDECLARO QUE ESTA HISTORIA ES DE MI AUTORÍA Y NO PERMITO NINGÚN TIPO DE ADAPTACIÓN. LOS PERSONAJES NO ME PERTECECEN.