nueve

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"¿Estaré respirando demasiado fuerte?" Mingi pensó.

Después de haber tenido un subidón de adrenalina que lo hizo tomar a hongjoong de la mano y meterlo a un casillero, la emoción ya había pasado, así que ahora se estaba intentando calmar.

Trataba de relajarse y olvidar que había alguien afuera con la intención de suspenderlos si los encontraba, pero era inútil hacer como si nada, pues seguía respirando como si hubiera corrido un maratón.

Sabía exactamente qué expresión tenía el pelirrojo, incluso si no lo podia ver con claridad. Siempre que hacía o decía algo estúpido lo miraba con una cara entre decepción y enojo, se sentía regañado cada que lo miraba así.

Esta vez lo tenía merecido.

Pensó que estarían más tiempo escondidos, pero al parecer el intendente se había cansado de buscarlos después de haber dado un par de vueltas por el salón. Se asomó por las delgadas rejillas para asegurarse de que de verdad se había ido.

— Se fue. — Soltó un suspiro de alivio y recargó su cabeza del lado contrario, quedando así al nivel de la cabeza del otro.

Mientras recobraba el aliento se dió cuenta de lo cerca que estaba de hongjoong, mingi sonrió.

Siempre era buen momento para molestarlo.

Movió su cabeza intentando acercarse aún más, específicamente a su cuello, colocó su mano en su hombro izquierdo para ir dando ligeras caricias. Por su lado hacía lo mismo, pero pasando su nariz a lo largo del cuello, sintió como se le erizaba la piel a hongjoong, seguía teniendo la respiración un poco agitada. La única reacción que obtuvo fueron quejidos y un "¿qué?" en forma de susurro.

Parecía costumbre tener ese tipo de acercamientos sólo para molestarlo.

— Suenas tan agitado, ¿sigues asustado por eso? — "Nah" de nuevo, se sonrió burlón. Sabía que no estaba así por lo que había pasado.

Subió hasta llegar a su oreja, sus labios estaban rozando el lóbulo.
Hueles tan bien — Soltó.

Enseguida hongjoong lo empujó haciendo que mingi se golpeara la cabeza, se quejó del dolor pero después de unos segundos se estaba riendo. — Hay que salir de aquí. — "qué aburrido", pensó el castaño.

Escuchó como hongjoong intentaba abrir la puerta, traqueteo y aún más traqueteo, incluso un golpe y después otro.

— Song mingi tú. . . — Tomó aire. — No puede ser.

— ¿Qué?

— No abre, no se puede abrir desde adentro. — Mingi juntó sus cejas en confusión, para después "intentar" abrir el casillero, sus intentos fueron golpear repetidas veces la puerta con su hombro. — Eres un genio.

— ¿Qué se supone que haga entonces?

— No lo sé, golpearla no va a resolver nada igual.

Los dos suspiraron.

— ¿Conoces a alguien que llegue temprano aquí?, podemos llamarlo y. . . ah sí.

— No tengo teléfono imbécil

— No hacía falta el insulto. — Tan indignado.

Ninguno de los amigos de mingi llegaban temprano a estudiar, de hecho, parecía que se esforzaban en llegar lo más tarde posible.

Después de un rato en silencio, mingi sacó su teléfono de uno de sus bolsillos.

— ¿Qué? — Sólo había encendido su teléfono y había escuchado una risilla.

lockscreen ✧ minjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora