Epilogo

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Estos últimos tres años no habían sido nada fáciles pero si especiales, como Pete diría. Criar a dos bebés con horarios apretados y con noches sin dormir, era cansado. A veces Pete y Vegas pensaban que no podían más, pero luego veían sus hijos reírse de sus travesuras y suspiraban, sonriéndoles de vuelta.

Para el año siguiente que Helena y Macao llegaron, ellos decidieron retomar sus estudios. Vegas eligió mercadotecnia, porque me ayudaría a tener un bues puesto en la empresa de su tío – donde actualmente trabajaba –, y también le gustaba. Pete decidió educación preescolar, porque bueno, adoraba a los niños, Pete trabaja como cajero en una estética, una de las mejores en Bangkok, así que la paga era buena.

Hoy era un día muy caluroso, demasiado. Pete está sentando en el sillón de su casa, con un bote de helado en sus manos. En el suelo están Macao y Helena. La niña solo tiene sus calzones puestos y Macao un pañal, ellos tienen también un bote de helado y sus bocas y mejillas manchadas. Hele estaba en el patio trasero haciendo algo que Pete desconocía.

—Papi— Helena habla desde el suelo, limpiándose con su blusa que está tirada a su lado. — Donde trabajas pintando cabellos, ¿verdad?

—Mmmh, si, lo hacen — Pete frunce su ceño. — ¿Por?

—Es que... quiero que me pinten el mío.

— ¿Por qué, corazón? — abre sus brazos y su hija corre a ellos. — Tú tienes un cabello muy bonito.

—Pero ni tú ni papá, lo tienen.

—Tampoco nadie tiene los ojos como Macao, ¿o sí?

—No, creo que no — niega. — ¿Eso que tiene que ver?

—Significa que ustedes son especiales, amor.

— ¿Eso es bueno? — se nariz, pringada, se arruga.

—Mucho más que bueno — le besa la cabeza.

— ¡Macao, Helena! — Vegas grita desde afuera.

Los dos niños atienden al llamado de su padre, corriendo con sonrisas en sus rostros.

— ¡Una piscina! — Helena abre la boca y Macao chilla.

— ¡Siiii! — el más pequeño aplaude con sus pegajosas manos.

— ¿De dónde la sacaste?

—La robe se ríe, viendo la cara de sus hijos.

Es una piscina inflable y pequeña, solo para que ellos dos jugasen ahí. Pete sale, sonriendo de ver sus pequeños felices.

—Mira, papi. Papá consiguió una piscina — Helena dice, entrando.

— ¡Y la robo! — ahora Macao entra.

— ¿Ah, sí? — alza una ceja hacia el alfa. — ¿Para mí no pudiste robar un anillo de diamantes o algo así?

—Poco a poco.

Pete se acerca al más alto, besando su mandíbula.

Es verano y están de vacaciones en la universidad, pero no en sus trabajos, así que lo más cercano al agua seria esto y los niños parecían felices.

— ¿Qué hacemos para el cumpleaños de Macao? — el omega se abraza al alfa, enrollando sus brazos a su torso.

—Podemos decirle a Kinn que traiga a los gemelos y ya.

Pete asiente.

—Helena me preguntó si podía pintarse el cabello.

— ¿Para qué?, tiene 4 años.

—Dijo que porque nadie lo tenía así, o sea ninguno de nosotros.

— ¿Qué le dijiste? — Besa la cabeza de Pete, mirando a los niños salpicarse el agua y reírse.

—Que tampoco Macao tenía los ojos como los demás y que eso los hacia especiales. — se separa de Vegas, mirándolo a los ojos. — ¿Algún día le diremos?

—Ya veremos, amor — besa sus labios y pronto escucha la risa de Macao y Helena, burlándose de ellos.

Vegas los majo con la manguera, haciendo que griten por el agua helada.

— ¡Papi, ayudamos! — el niño grita entre risas, sintiendo el agua chocar contra su espalda.

— ¡Vegas, deja a mis bebé en paz! — Pete grita y Vegas también lo moja.

— ¡Perdiste también! — Vegas grita, riéndose junto a Macao.

[...]

— ¿has sabido algo de Khun y Arm? — el omega le pregunta al más alto, secando el cabello de su hija, después de haberla bañado junto a Macao.

—Creo que se fueron de vacaciones — él está ayudando a su hijo a ponerse la pijama.

— ¿Nosotros vamos de vacaciones? — la pelinegra se pone sola su bata.

—No creo, amor. Papá y yo tenemos trabajo — Pete la arropa con la sabana hasta la barbilla, por último, beso su frente.

Vegas sube a Macao a la cuna, al parecer pronto dejara de usarla. Ahora Pete va con su hijo y le besa la frente y Vegas hace lo mismo con Helena.

— ¡Buenas noches, bebés! — el castaño dice desde la puerta, apagando las luces.

—Buenas noches, papi — contestan al mismo tiempo con voces adormiladas.

Pete comienza a caminar a su habitación, cuando Vegas lo toma por la cintura y lo carga.

—Es hora de que los papis — se burla — Se diviertan ahora.

Vegas besa los labios del más bajo rudamente, haciéndolo jadear de sorpresa. Pete pone sus brazos en el cuello del alfa.

—Diviértete solito.

—No seas pesado — se aleja, con el ceño fruncido.

—Oh, tú no seas pesado — se ríe, trayéndolo de vuelta sobre él. — Ven aquí, y ámame, cariño.

—Ya lo hago.

Vuelve a besar sus labios, ahora con lentitud y disfrutándolo.

—Mi alfa — Pete jadea, siendo desvestido del torso.

—Mi omega — Vegas dice, mordisqueando la marca del cuello.

-FIN-

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Hemos llegado al final de esta hermosa historia, aunque nos quedan todavía los dos extras los cuales serán subidos en breve.

Ven aquí y ámame ~ VegasPete (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora