CAPITULO 1 VIDA DIFÍCIL

2K 239 39
                                    

Carolina
_ Es Rita mi nueva secretaria. - me dice sin darle más importancia a mi comentario, de que lo vi esa tarde con otra mujer

_ Te quedó delicioso amor. - da otro bocado a la comida que le he preparado con tanto amor.

Ni siquiera sabía que tenía nueva secretaria, ¿ahora me empezará a ocultar las cosas? ¿Será que está vez va más en serio?

Lo miro con detenimiento, de verdad le ha gustado mi platillo, lo veo disfrutarlo bocado tras bocado. No me canso de observarlo, es tan tremendamente atractivo, tan varonil, tan educado, tan romántico y tan... cabrón. Esa es la palabra, y aunque en este momento tenga el corazón destrozado, no puedo dejar de amarlo, él es mi vida y la razón de mi existir. Literalmente es lo único que tengo.

Nací en un hogar de clase baja, lo más bajo que pueda existir, de padres alcohólicos y adictos a las drogas. Las autoridades me recogieron de la calle cuando en un callejón frío y oscuro, ambos murieron de una sobredosis, no tenía hermanos ni parientes. Y si los tengo no lo sé, se cree que ellos eran inmigrantes, así que, ni siquiera estoy segura de ser de este país. El caso es, que fui a parar a un orfanato, pero para mí mala suerte, creo que también era uno de los peores, porque en lugar de educarnos y prepararnos para la vida, se dedicaron a explotarnos, a abusarnos a convertirnos en delincuentes. Cuando se descubrió lo que realmente pasaba en ese lugar, para algunos de nosotros ya era demasiado tarde, yo estaba a punto de cumplir los dieciocho, así que de pronto me vi en la calle, sin estudios, sin preparación, con un empleo mediocre en un bar de mala muerte, en donde por ser quien era y por venir de dónde venía no se me pagaba bien, ni se me trataba bien, pero ya me había acostumbrado a esa clase de vida.

A la mala había aprendido que más valía ser obediente. Porqué el resistirse solo traía penas y dolor y, de todas formas, tenías que hacer lo que te pedían.

Cuando una compañera de trabajo dejo el bar y me invitó a unirme a una compañía que prestaba servicios de limpieza, no lo dudé ni por un segundo. Aventé todo y me fui con ella.

Y decir me fui con ella era literal, porque me mudé a su apartamento que compartía con su novio, un chico que aparentemente se veía normal y digo aparentemente porque después de medio año, en que convivimos juntos, mostró su verdadera cara. Después de pequeñas insinuaciones durante mi estancia ahí, y aprovechando que Sara estaba trabajando un turno de noche me atacó, él era superior a mí y me dominó, Sara llegó y nos descubrió, él por supuesto me culpó, se escudó en que estaba borracho y al parecer le valió porque mi amiga me echó de su casa.

Conservé mi trabajo por unos cuantos días más, pero luego me echaron y aunque ella no pidió que me despidieran, lo hicieron por solidaridad, después de todo yo llegué ahí por ella, lo bueno de ésto, fue que gané experiencia y pronto conseguí otro empleo, la empresa era muy superior a la primera, y no sé si fue la suerte o el destino, pero me contrataron aún sin tener una carta de recomendación. La mujer que me entrevistó, dijo que me pondrían a prueba, primero por una semana, luego por un mes, me esforcé tanto, que pasado el mes, me dieron el trabajo definitivamente.

A partir de ahí, fue fácil porque estaba acostumbrada a dar lo mejor de mí, claro que no faltaron los problemas, y fue a causa de uno de ellos que conocí al amor de mi vida.

Tenía aproximadamente un año trabajando, cuando en una de las empresas donde prestábamos nuestros servicios, mandaron llamar a mi jefe, se habían perdido algunas cosas de valor, de una de las oficinas, él me llamó a mi, porqué había sido yo quien hiciera la limpieza del lugar.

Por supuesto lo negué, desde que salí del orfanato, me prometí a mí misma no volver a delinquir y lo había cumplido, después de que mi amiga me echara de su departamento, preferí dormir en la calle y deambular por ahí, antes de conseguir dinero de cualquier otra forma. Cuando conseguí trabajo alquilé un pequeño cuarto, que es donde vivía antes de casarme. Era muy pequeño, demasiado, porque solo contaba con un baño, ni siquiera tenía cocina, pero no importaba, nada más lo necesitaba para dormir y bañarme.

_ Solo quiero hacerle una pregunta. - me dijo aquel impresionante hombre, al cuál yo no me atrevía a mirar a la cara. _ ¿Tomó algo de esta oficina o de algúna otra del edificio?

_ ¡No! - fue mi respuesta. Sabía lo que venía, por supuesto no me creerían, mi jefe me despediría y ellos me enviarían a la cárcel.

_ ¡De acuerdo! - dijo. _ ¡pueden retirarse!

Y eso fue todo, lo miré con sorpresa, nuestras miradas se encontraron y fue como si mi vida hubiera echo explosión. Fue algo que jamás sentí y estoy segura de que jamás sentiré por nadie más. Mi destino había quedado sellado en ese preciso momento, claro que entonces yo no lo sabía.

Salí de ahí tan desconcertada como mi jefe. Jamás nadie había creído en mi palabra, ese hombre ni siquiera me había cuestionado, le había bastado un no, para creer y confiar en mí veracidad. Eso me conmovió sobre manera, lloré todo el trayecto de regreso a las oficinas, mi jefe me dio el día libre. Él había dicho también que confiaba en mí, pero yo sabía que aunque fuera sincero, en el fondo de su corazón existiría alguna duda, sin embargo, él me apoyó, porque yo era una trabajadora modelo, no les daba problemas, aceptaba los trabajos que me pusieran a hacer sin protestar, aun cuando nadie más los quisiera hacer y no tenían quejas de mí, así que, él quería creerme.

Al día siguiente, en lugar de asignarme los lugares habituales, me enviaron a hacer la limpieza de la oficina de ese hombre, entonces supe que no solo era el dueño de esa empresa, y de otras, sino también de la de limpieza, donde yo trabajaba.

Cuando hacíamos limpieza en oficinas, era necesario hacerlo muy temprano, para asegurarnos de que todo estuviera en orden para cuando empezara la actividad diaria. Así fue los primeros días en esa oficina, pero luego empecé a encontrarme con él, no sé por qué razón estaba siempre tan temprano, quizás porque era el jefe, y yo me esforzaba por llegar más temprano, pero luego él de nuevo llegaba poco antes de que yo terminara, así que no importaba cuánto me esforzara por llegar antes, siempre lo veía, aunque fuera por unos minutos, lo cual me ponía sumamente incómoda. Porque, aunque no decía nada, y yo no lo volteaba a ver siquiera, sentía su mirada siguiendo mis movimientos.

Me sentía acosada y muy asustada, ¿que podía hacer yo, sí él se proponía atacarme?¿ y quién me prestaría auxilio? si él era el dueño.

Fueron dos largas semanas de terror, hasta que, aquella mañana, todo estalló.



haremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora